viernes, 27 de septiembre de 2013

Mundos paralelos

Ojalá fuera posible viajar de vez en cuando ida y vuelta entre dos mundos paralelos, solamente para ver que tal sería el resultado de una decisión diferente. Desde un mundo en que dijiste ‘si’ a un mundo en que dijiste ‘no’. Desde un mundo en que fuiste a la izquierda hacia un mundo en que fuiste a la derecha. Desde un mundo en que Europa sigue la política de la austeridad hacia una Europa que combate la crisis con una política keynesiana. Y muy fuerte sentí el deseo de poder viajar entre dos mundos paralelos el lunes después de la decisión del IOC de dar los Olímpicos a Tokio, cuando estaba leyendo el ABC en un bar en A Coruña.

Mientras estuve allí esperando mi café con leche y churros, conté cuantas páginas ABC tenía llenado con artículos y opiniones indignadas sobre el asunto. Eran al menos 25. Los columnistas escribieron sobre el tema con mucho consenso: al IOC le falta transparencia, casi nunca es la mejor candidata que gana, es una lotería con un olor a corrupción. Cuando leí todo esto, tenía mucha curiosidad hacia este mundo paralelo en lo cual Madrid hubiera ganado los Juegos Olímpicos y el ABC seguramente hubiera llenado más que 25 páginas con artículos y columnas que quizás ya estaban escritos antes de la decisión en la seguridad que perder tres veces en seguida sería muy improbable. De una manera no tuve la impresión de que el ABC hubiera publicado artículos que relativizaban este acontecimiento. No creo que hubieran escrito: ‘Hemos ganado, pero esto no significa nada porque todos sabemos que el IOC no es transparente y todo fue una lotería con un olor a corrupción. Casi estoy seguro que el ABC hubiera celebrado la elección de Madrid como la prueba de que bajo el gobierno de Rajoy la confianza en España se haya recuperado, no solamente en los mercados financieros, sino ahora también en el mundo de los deportes.  

Los medios más progresistas veían en la desaprobación de Madrid una confirmación de sus ideas. Según ellos la decisión fue influido por los escándalos del dopaje, la desconfianza en la economía española y, desde luego, la corrupción a la cual tantos políticos del partido popular están sometidos. Ojalá el IOC tuviera tantos escrúpulos morales. También circulaban en las redes sociales noticias sobre el malísimo inglés de la alcaldesa, que ganó por eso el apodo Annie Bottle. Cuando llegué a Ponferrada inmediatamente encendí mi ordenador para buscar con un sentimiento sensacionalista su tan parodiado discurso. La verdad es que el discurso no era tan malo como pensaba. Bien, su acento es muy fuerte (pero quién soy yo para juzgarlo), no parece saber muy bien lo que dice y su mimo y entonación son de veras terribles. Pero el texto era claramente escrito por un native speaker. Sobre todo sobre la frase: ‘a relaxing cup of café con leche’ era parodiado. Oía en las terrazas en Ponferrada a la gente imitar la frase, sin que tuviera la impresión que el inglés de aquellas personas era tanto mejor que lo de Annie Bottle. Que sí, lo admito, yo también hacía algunas de estas bromas. Aquella semana no solamente tomamos relaxing cups of café con leche; también las copas de vino, las cañas, si, hasta las croquetas eran relaxing.

La verdad es que no entiendo muy bien porque el relaxing cup of café con leche es a los oidos de tantos españoles gracioso. ¿Será la combinación del inglés y español? Pero yo también digo ‘café con leche’, cuando hablo holandés, porque un café con leche español es algo muy diferente que un kopje koffie met melk holandés. También puede ser que los españoles piensan que café no es tan relajante por la cafeína. O que el precio de un cup of café con leche en la Plaza Mayor no es tan relajante. Pero nosotros guiris lo tenemos que hacer cuando visitamos Madrid: tomar un café con leche en la Plaza Mayor y tener una cena romántica en el Madrid de los Austrias. Lo hice y me gustó.

Madrid es una ciudad estupenda que tal vez merecía un mejor representante que esta alcaldesa, pero creo que es una bendición para las financias españolas que estos Juegos Olímpicos tan costosos no aterrizarán en España. Pero bien, esto solamente se puede saber con seguridad si fuera posible echar un vistazo en el mundo paralelo donde Annie Bottle habría sabido conquistar los corazones de los miembros del IOC.

Haz click en la foto para ver el discurso


domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Dónde está mi casa?

Cuando dije a la madre de uno de mis alumnos particulares que no habría clases en septiembre porque iría unas semanas a Holanda, su reacción espontánea era: ‘¡Qué bien¡ ¡Vas a tu casa!’ Respondí un poco confuso: ‘Qué no, mi casa está aquí, en Ponferrada’, pero inevitablemente tenía que pensar en el TED-talk de Pico Iyer: Where is home, la cual había utilizado para una clase de inglés a un estudiante avanzado (se puede ver la charla AQUI).

Había elegido este video porque Pico Iyler habla un inglés que es fácil de entender para extranjeros, quizás porque él mismo nació como hijo de dos emigrantes hindúes en Inglaterra y vivió después en varios países. Su respuesta a la pregunta ‘Where is home’ es difusa: es dónde se siente cómodo. Él no se siente vinculado a una nación o estado, sino a la creciente comunidad de personas en el mundo que cambiaron de país o los hijos de estas personas.

En cierto sentido la madre de mi alumno también pertenece a esta comunidad de personas sin nacionalidad. Es la hija de dos emigrantes a Holanda que pasó la mayor parte de su juventud allí, hasta el padre se jubiló y toda la familia volvió a la casa familiar en un pueblo aquí en El Bierzo. Por casualidad Ana y yo habíamos encontrado a toda la familia de remigrantes cuando hacíamos una excursión por los pueblos en los montes cerca de Ponferrada. Nunca había conocido a gente con tanto entusiasmo por Holanda. Hablaban con gusto el holandés que les quedaba después de tantos años, y parecían sentir más nostalgia de Holanda que yo mismo. Quizás por eso la madre me confiaba las clases de apoyo de matemáticas en castellano, en los cuales aprendí quizás más que mi alumno.

Pero bien, el comentario ‘Qué bien, vas a tu casa’ me hacía pensar en el asunto: ¿Dónde está mi casa? Claramente mi casa física está en Ponferrada. Aquí ya están casi todas mis pertenencias y, más importante, aquí está la persona con quién quiero compartir el resto de mi vida. Pero otra cosa es dónde me siento cómodo. O dónde me gustaría vivir.

Cuando fui a vivir al Bierzo había españoles que me avisaban: ´Tú tienes un idea romántico de España. No es todo bueno: no somos todos amables y abiertos.’ Vivir ya cuatro años en la sociedad  española y entender un poco mejor lo que dicen, me hace ver más claramente que no hay solamente sol, pero también hay sombras: el odio mutuo, la envidia y la codicia que existen aquí tanto como en otras sociedades. La crisis parece fortalecer estas debilidades humanas. Lo que antes era quizás una anécdota de un viaje de vacaciones ahora es una irritación cotidiana. Todo esto forma parte de la integración.

Pero sigo sintiéndome alguien de afuera: el guiri, el holandés. A veces la gente me parece pedir explicaciones por el comportamiento de un futbolista holandés, o de los comentarios de algún político holandés con lo cual no tengo nada en común con excepción de la nacionalidad. En Holanda todavía me muevo más fácilmente en todos los aspectos.  Puedo expresarme de forma más preciso y puedo juzgar mejor situaciones y personas. También físicamente me muevo mejor en Holanda. Una de las ventajas de estar en Ámsterdam es que se puede viajar con bici por la ciudad e ir con tren para viajes a otras ciudades. No tener un carnet de conducir limita los movimientos en el Bierzo considerablemente.

Hay algo raro. Cuando estoy en Ámsterdam, me siento como si estoy de vacaciones, aunque voy a trabajar allí. Pero aquí en Ponferrada tampoco perdí por completa el sentido de estar de vacaciones. Aquí en El Bierzo queda tanto para descubrir y trabajar como profesor de clases particulares en casa hace que encuentras mucha gente interesante. Es bastante agradable: estar siempre de vacaciones. A ver si puedo mantener esta sensación el resto de mi vida, independientemente de dónde esté mi casa.