domingo, 15 de diciembre de 2013

Moverse como una serpiente

Es un día frio en noviembre en Ponferrada cuando ando por la Avenida del Castillo en la dirección del puente sobre el río Sil. Ya oscurece. Tengo unos veinte minutos hasta mi próxima clase inglés; puedo andar cómodamente sin prisa. ¿Qué tal fue la clase que acabé de dar? Nada mal, en mi opinión. Como tema de conversación había escogido un artículo sobre el PISA test (una comparación internacional de alumnos de 15 años) con la idea que esto podría interesar a una profesora de una escuela secundaria. Y así fue. Hablamos ampliamente sobre las diferencias en sistemas de educación en España y Holanda. En España los alumnos de todos los niveles se quedan juntos hasta tienen 16 años y pueden elegir entre educación profesional o el bachillerato. En Holanda la selección viene más pronto; ya cuando los alumnos tienen 12 años y van a las escuelas secundarias con niveles diferentes. Es más fácil para los profesores. ¿Pero también será mejor para los alumnos? Le parecía a mi alumna una buena idea. Las diferencias en nivel frenan a los mejores y presionan a los débiles. También me indicó un fenómeno interesante. Había dado clases tanto en Castilla León como en Andalucía con exactamente el mismo sistema y los mismos libros. No obstante, los alumnos de Castilla León hacen el Pisa test mucho mejor que los de Andalucía. ‘Lo más importante son las diferencias culturales, históricos y económicas,’ me dijo. ‘En Andalucía había muchos analfabetas hasta los años sesenta; esto determina más el nivel que el sistema de educación.’ Estuve completamente de acuerdo.

Son exactamente las seis cuando llamo a la puerta del secundo alumno de esta tarde. Es un chico de unos 12 años con un sorprendente alto nivel de inglés. Nos sentamos a una mesita en su dormitorio y empezamos una conversación en inglés. Le pregunto cuáles son sus asignaturas favoritas. Responde que inglés, desde luego, pero también me muestra con entusiasmo sus libros de las otras asignaturas como lo de química. Veo una página llena de dibujos de botellitas con formas extrañas. ‘Tengo que memorizar los nombres de estas botellas,’ dice. ‘¿Cómo se llama esta, por ejemplo?’, pregunto. Responde con una palabra que olvido inmediatamente. A veces tengo la impresión que la educación en España está más basada en memorizar hechos que en Holanda, donde ‘aprender a resolver problemas’ está de moda. Tuve alumnos en España que sabían hacer ejercicios gramaticales complicados sin ningún error, pero que apenas fueron capaces de hablar una frase de inglés.  Pues, este chico tiene suerte, porque se encontró a un profesor moderno que se conecta con el pensamiento de un joven y sabe utilizar las novedades de los medios sociales. ‘¿Recibiste el enlace al video que te mandé por email?’, le pregunto. Mueve con la cabeza afirmativa. ‘¿Te gustó?’ Niega con la cabeza. Me trago una pequeña decepción. Le había enviado un enlace hacia BBC Learning English titulado PinkPipes in Berlin, en el cual un reportero primero introduce las palabras claves (swamp, snaking, construction site, in the pipeline) y después lee lentamente la noticia sobre tuberías rozas en Berlín. ‘¿Hiciste las preguntas?’ ‘Si, pero no eran muy claras.’ ‘Vale, vamos a empezar. What is snaking?’ Responde con una frase inglés que claramente no es suya y que no puedo entender. ‘¿Me lo puedes repetir?’ pregunto. Repite la frase que ahora entiendo ya un poco más pero que quizás no quiero entender. ‘¿Me dejas leer lo que has escrito?’ Me da su papel y leo:  Snaking is when a female (or male) performs fellatio on a group of men consecutively, then immediately repeats the process in reverse order. ‘Dónde encontraste esto?’ ‘Pues, en internet, pero no entiendo lo que significa (más tarde lo encontraré también en el Urban Dictionary). Prudentemente digo: ‘La verdad es que no es el significado habitual; snaking normalmente significa algo como moverse como una serpiente.’ Con mi brazo imito el movimiento. Rápidamente sigo con pregunta dos: ‘¿Por qué pintaban la tubería roza?’ Cuando hemos terminado pone, como siempre, con su boli verde un rasgo verde debajo de su trabajo, coge una capeta de su estante y archiva el papel detrás de los otros que hemos hecho este otoño. Sigo sus movimientos con inquietud. ¿Habrá alguien que va a leerlo? ¿Su profesora en la escuela? ¿Su madre o padre? ¿Y sería posible que esto influyera su opinión sobre los métodos educativos holandeses negativamente?

Después de la clase voy a la sala dónde el padre está leyendo un libro. ‘¿Qué tal fue? ¿Aprendió mucho?’ me pregunta. ‘Creo que sí; habla bien inglés, pero quizás se puede considerar comprarle un buen diccionario inglés-inglés.’


martes, 26 de noviembre de 2013

Laberinto de lenguas

Como emigrante holandés que da clases de inglés y alemán en España entré en algo que se puede llamar un laberinto de lenguas. Sobre todo cambiar entre diversas lenguas a veces me cuesta. Cuando mi estudiante alemán me preguntó: ‘¿Qué significa billig, no sabía encontrar en mi mente la traducción y tuve que describir la palabra con una frase: ‘es cuando quieres comprar algo que cuesta poco dinero’. ‘¿Ah, barato?’ me dijo un poco asombrado. ‘¡Eso es, barato!’  A veces ni siquiera puedo encontrar la traducción de una palabra en holandés cuando alguien me lo pregunta. A veces temo que voy a perder mi holandés fluido mientras mi castellano sigue teniendo un acento holandés y errores. Se dice que la lengua en que blasfemas es tu lengua principal. Pues bien, ya una vez, cuando choqué mi pierna contra un pie de la mesa, blasfemé efectivamente en español. Al menos, lo probé. Pero nunca había entendido muy bien lo que dicen los españoles exactamente en estas ocasiones y grité: ‘Mi Cabo de la Leche’ en vez de ‘me cago en la leche’, lo que, lo debo admitir, suena un poco más en serio.

 Por experiencia aprendí lo que son los problemas específicos para los españoles cuando hablan los idiomas del norte de Europa. Olvidan muchas veces el sujeto y dicen por ejemplo ‘Is raining’ en vez de ‘It’s raining’. Otro error común es que dicen en inglés he aunque el sujeto es claramente una mujer. En pronunciar tienen los españoles problemas con secuencias de consonantes como en las palabras Street o Spain. Casa todos necesitan un pequeño ‘e’ en frente de la palabra: eStreet y eSpain. Pero quizás lo más difícil es la riqueza de vocales que existen en las lenguas del norte. Sobre todo la diferencia entre vocales largos y cortos puede formar problemas. Para mostrar la importancia  de pronunciar bien las palabras tengo mis ejemplos favoritos: It’s a dirty beach (Es una playa sucia) o Where can I leave the sheet (¿Dónde puedo poner la hoja?) que pronunciadas con vocales cortos suenan como: It is a dirty bitch (perra, pero una palabra fea para una mujer) y Where can I leave the shit (mierda).

La verdad es que mi propio español tiene un reconocible acento holandés. Además de las malditas c’s y z’s en palabras como cerveza, también tengo dificultades con las g’s en palabras como lago o gato. Suenan como un k: lako, kato. Que mi inglés puede padecer de la misma enfermedad lo noté hace unas semanas cuando quedábamos un domingo con un grupo de guiris y bercianos para hacer una ruta desde la casa rural Las Cuatro Estaciones en Espinoso de Compludo. Uno de mis colegas, un native speaker inglés, me llamó el día antes para preguntarme (en inglés) si yo podía traerle un abrigo (a coat) al hostal, porque el querría ir corriendo hasta allí desde Ponferrada. ‘A coat?’, pregunté. De pronto empezó de hablar muy clara y lenta. Yes, a coat. You know? For the rain and the wind. To put on.’ Para seguridad después lo repitió en español: ‘Un abrigo. Para la lluvia y el viento. Para ponerme.’ ‘Yes, a coat, no problem’, respondí. Solamente después de colgar se me ocurrió lo que podía haber pasado. Quizás pensaba que yo había confundido la palabra coat con la palabra goat, que significa cabra.

Aquel tarde consideré probar comprarme una cabra. Ya me veía llegar allí en Espinoso con una bonita cabra blanca diciendo: ‘Here is your koat, but tell me, why do you want it?’ (Aquí tienes tu kabra, pero dime, ¿para qué la quieres?) Al final no lo hice. Aunque El Bierzo es una región rural, no sería tan fácil encontrar una cabra un sábado por la tarde. Además, quizás nadie entendería la broma. Y no estaba nada seguro si todos los miembros del grupo apreciarían la presencia del animal en la excursión desde Espinoso a Molinaseca, que efectivamente no necesitaba ninguna cabra blanca para ser muy especial y agradable.

Uno de los puentes de Malpaso
entre Espinoso de Compludo y Molinaseca

sábado, 9 de noviembre de 2013

¡Nacionalistas de todos los países, uníos!

Lo hemos visto tantas veces antes en la historia: una crisis económica hace crecer los sentimientos nacionalistas. En toda Europa los partidos populistas, antieuropeas y antinmigración crecen. También en la cada vez más pequeña Holanda se aprovechaban de mi ausencia para hacer del partido anteislámico y antieuropea en las encuestas el más grande. Hay una ventaja de estos movimientos ultranacionalistas: no pueden unirse fácilmente para formar un movimiento internacional o europea. En este sentido son como los hooligans de diferentes clubs de fútbol. Se parecen mucho, pero su odio mutuo es su razón de ser. Parece que Marine Le Pen ahora lo va a probar: unir a los partidos de la ultraderecha en Europa. Están de acuerdo en que el euro debe desaparecer y que los inmigrantes de afuera de Europa deben volver a sus países o en todo caso callarse. Pero después seguramente van a discutir entre ellos. Estos partidos viven de echar la culpa de todos los problemas a los otros, sea quien sea.

Hasta ahora en España no hay un partido populista ultranacionalista de importancia nacional. Quizás tiene que ver con el sistema electoral que favorece mucho a los grandes partidos. Para un partido como el PP necesitamos en Holanda al menos cinco partidos: liberales, partidos cristiano-demócratas y populistas. Últimamente el ala más derecha del PP de vez en cuando sale del armario con símbolos franquistas. Si conviene el gobierno utiliza la cuestión Gibraltar para generar sentimientos nacionalistas (y tal vez mascar algunos problemas internos). Pero además, todavía no hay ningún partido que siembra los sentimientos antieuropeas y antinmigración, que sin ninguna duda están presentes en España.

El ultranacionalismo en España vive sobre todo en los movimientos regionales que buscan la independencia. Los movimientos radicales vascos siempre se han hecho creer a si mismo que su ultranacionalismo es de la ‘izquierda’, solamente porque sus más feroces adversarios castellanos son de la ‘derecha’. En Catalunya quieren organizar un referéndum sobre su independencia. El argumento principal parece ser financiero. En España las autonomías discutan mucho sobre impuestos al estado central que deben bajar o subvenciones e inversiones que deben subir. Hasta la provincia de León participa en esta moda: en El Diario de León apareció una encuesta con la pregunta sugestiva: ‘¿Considera suficiente el dinero de los presupuestos del estado para la provincia?’ No era una gran sorpresa que la mayoría de los leoneses respondieron no.

La idea de separarse del estado central no solamente existe en España. La Liga Norte en Italia y El Bloque Flamenco en Bélgica tiene semejantes ideas. Y en cierto sentido todos los partidos populistas en Europa quieren separarse, aunque no sea de su estado central sino de la Unión Europea.

Existen muchos problemas urgentes sobre que debemos pensar, discutir y probar encontrar soluciones. ¿Cómo podemos salir de la crisis? ¿Podemos mantener nuestro estilo de vida en este mundo que cambia tan rápido? ¿De dónde sacamos la energía cuando el petróleo se va acabando? En vez de poner estos asuntos arriba de cualquier programa político parece que la causalidad de dónde hemos nacido va a ser un tema principal en las futuras elecciones. Y esto es una pérdida de tiempo porque que yo sepa el nacionalismo nunca resolvió ningún problema. Al contrario.



miércoles, 23 de octubre de 2013

No es sano

Últimamente he pasado bastante tiempo en hospitales, clínicas, salas de espera y consultas. No fue solamente por mi propia salud. Tanto en Holanda como en España personas queridas estaban ingresadas en el hospital con una variedad de enfermedades. Lo que creció todavía más es el gran respeto y admiración que tengo para la mayoría de las personas que trabajan en el sector de sanidad, sobre todo los enfermeros y las enfermeras. Bajo circunstancias duras con pacientes impacientes, salas de espera llenas de gente y otras consecuencias de los recortes, ellos saben mantener su paciencia, profesionalidad, humor y humanidad. ¡Chapeau!

Yo mismo tenía la primavera pasada un dolorcito en un sitio sospechoso que me preocupaba. Mi doctora de cabecera inmediatamente me siguió en mi preocupación y me envió a un especialista en el hospital público. La cita con este doctor ya se cumplió en unos días y él constató que a primera vista todo no era tan grave como temía. ‘Pero por si acaso vamos a hacer unas radiografías,’ me dijo. Me daba un papel con el cual tenía que bajar a una taquilla donde me daban una cita para junio. Estábamos todavía en marzo. Primero pensé que se trataba de un error, pero no. Me aseguraban que tanto tiempo de espera es normal. Me indicaban que en el papelito el doctor no había puesto una cruz detrás la palabra ‘urgente’ o ‘preferente’. Y tres meses más tarde el doctor, por suerte, resultaba tener razón.

Después un pariente de edad avanzaba empezaba a tener problemas con su salud. Sin entrar demasiado en los detalles físicos y personales, todos nosotros teníamos la impresión que necesitaba cuanto antes ver a un especialista. Su doctora de cabecera compartía esta impresión y hacía una cita con el especialista adecuado en el hospital público. Estuvimos todavía en agosto, creo, y la cita fue para finales de septiembre. Por el dolor y la angustia no queríamos esperar tanto tiempo y fuimos a la clínica privada. Allí atendieron a nuestro pariente inmediatamente. Evitar una lista de espera tiene su precio. La rara cosa era que el doctor en la clínica privada era el mismo doctor con cual nuestro pariente tenía una cita en el hospital público para un mes más tarde.

Parece ser bastante común que especialistas médicos trabajan por la mañana como funcionario en el hospital público y tienen por la tarde su propia empresa en la clínica. Me parece un sistema que puede provocar abusos por la obvia mezcla de intereses. También en este caso. El doctor prescribió medicinas muy caras que el seguro sanitario no cubría por no ser prescritos por un especialista cuando trabajaba en el hospital público. El doctor dijo que tendríamos que ir la próxima mañana al hospital para que él en su papel como funcionario pusiera un sello del hospital público en la receta. Porque en este mes todavía no tenía muchos alumnos le tocaba a mí ir al hospital en busca de este doctor que encontré haciendo su ronda en las salas de los pacientes ingresados. ‘Sígueme,’ me dijo y me guió por el laberinto del hospital. Llegamos a una sala de espera llenísima de gente. ‘Espéreme aquí,’ susurró y entró en la habitación donde un colega suyo estaba atendiendo a la gente. Volvió unos instantes más tarde y me señaló que le siguiera. En un rincón donde nadie nos pudo ver me dio las recetas con los sellos oficiales y se despidió.

Desgraciadamente no es el único caso en que la clínica privada utiliza el hospital público para ayudar sus clientes. Otra pariente que tenía una cita para una prueba en el hospital público fue a la clínica privada porque no podía esperar más de un mes para ir a una primera consulta con un especialista. El doctor allí la avisé venir unas semanas antes de la fecha de la cita al hospital dónde él le atendería con el equipamiento avanzado que tiene el hospital.
Cuando cuento a mis amigos y conocidos en España lo que me pasó en el hospital, muchos de ellos vienen con casos iguales o más severos.

Algo no es sano en la sanidad de España. No puede ser que personas con dolor y miedo de su vida están obligadas de entrar en una corrupción provocado por la mezcla del sector público con el sector privado. En mi opinión debe estar prohibido que doctores y especialistas puedan trabajar como funcionario en la mañana y como empresario médico en la tarde.  



viernes, 27 de septiembre de 2013

Mundos paralelos

Ojalá fuera posible viajar de vez en cuando ida y vuelta entre dos mundos paralelos, solamente para ver que tal sería el resultado de una decisión diferente. Desde un mundo en que dijiste ‘si’ a un mundo en que dijiste ‘no’. Desde un mundo en que fuiste a la izquierda hacia un mundo en que fuiste a la derecha. Desde un mundo en que Europa sigue la política de la austeridad hacia una Europa que combate la crisis con una política keynesiana. Y muy fuerte sentí el deseo de poder viajar entre dos mundos paralelos el lunes después de la decisión del IOC de dar los Olímpicos a Tokio, cuando estaba leyendo el ABC en un bar en A Coruña.

Mientras estuve allí esperando mi café con leche y churros, conté cuantas páginas ABC tenía llenado con artículos y opiniones indignadas sobre el asunto. Eran al menos 25. Los columnistas escribieron sobre el tema con mucho consenso: al IOC le falta transparencia, casi nunca es la mejor candidata que gana, es una lotería con un olor a corrupción. Cuando leí todo esto, tenía mucha curiosidad hacia este mundo paralelo en lo cual Madrid hubiera ganado los Juegos Olímpicos y el ABC seguramente hubiera llenado más que 25 páginas con artículos y columnas que quizás ya estaban escritos antes de la decisión en la seguridad que perder tres veces en seguida sería muy improbable. De una manera no tuve la impresión de que el ABC hubiera publicado artículos que relativizaban este acontecimiento. No creo que hubieran escrito: ‘Hemos ganado, pero esto no significa nada porque todos sabemos que el IOC no es transparente y todo fue una lotería con un olor a corrupción. Casi estoy seguro que el ABC hubiera celebrado la elección de Madrid como la prueba de que bajo el gobierno de Rajoy la confianza en España se haya recuperado, no solamente en los mercados financieros, sino ahora también en el mundo de los deportes.  

Los medios más progresistas veían en la desaprobación de Madrid una confirmación de sus ideas. Según ellos la decisión fue influido por los escándalos del dopaje, la desconfianza en la economía española y, desde luego, la corrupción a la cual tantos políticos del partido popular están sometidos. Ojalá el IOC tuviera tantos escrúpulos morales. También circulaban en las redes sociales noticias sobre el malísimo inglés de la alcaldesa, que ganó por eso el apodo Annie Bottle. Cuando llegué a Ponferrada inmediatamente encendí mi ordenador para buscar con un sentimiento sensacionalista su tan parodiado discurso. La verdad es que el discurso no era tan malo como pensaba. Bien, su acento es muy fuerte (pero quién soy yo para juzgarlo), no parece saber muy bien lo que dice y su mimo y entonación son de veras terribles. Pero el texto era claramente escrito por un native speaker. Sobre todo sobre la frase: ‘a relaxing cup of café con leche’ era parodiado. Oía en las terrazas en Ponferrada a la gente imitar la frase, sin que tuviera la impresión que el inglés de aquellas personas era tanto mejor que lo de Annie Bottle. Que sí, lo admito, yo también hacía algunas de estas bromas. Aquella semana no solamente tomamos relaxing cups of café con leche; también las copas de vino, las cañas, si, hasta las croquetas eran relaxing.

La verdad es que no entiendo muy bien porque el relaxing cup of café con leche es a los oidos de tantos españoles gracioso. ¿Será la combinación del inglés y español? Pero yo también digo ‘café con leche’, cuando hablo holandés, porque un café con leche español es algo muy diferente que un kopje koffie met melk holandés. También puede ser que los españoles piensan que café no es tan relajante por la cafeína. O que el precio de un cup of café con leche en la Plaza Mayor no es tan relajante. Pero nosotros guiris lo tenemos que hacer cuando visitamos Madrid: tomar un café con leche en la Plaza Mayor y tener una cena romántica en el Madrid de los Austrias. Lo hice y me gustó.

Madrid es una ciudad estupenda que tal vez merecía un mejor representante que esta alcaldesa, pero creo que es una bendición para las financias españolas que estos Juegos Olímpicos tan costosos no aterrizarán en España. Pero bien, esto solamente se puede saber con seguridad si fuera posible echar un vistazo en el mundo paralelo donde Annie Bottle habría sabido conquistar los corazones de los miembros del IOC.

Haz click en la foto para ver el discurso


domingo, 15 de septiembre de 2013

¿Dónde está mi casa?

Cuando dije a la madre de uno de mis alumnos particulares que no habría clases en septiembre porque iría unas semanas a Holanda, su reacción espontánea era: ‘¡Qué bien¡ ¡Vas a tu casa!’ Respondí un poco confuso: ‘Qué no, mi casa está aquí, en Ponferrada’, pero inevitablemente tenía que pensar en el TED-talk de Pico Iyer: Where is home, la cual había utilizado para una clase de inglés a un estudiante avanzado (se puede ver la charla AQUI).

Había elegido este video porque Pico Iyler habla un inglés que es fácil de entender para extranjeros, quizás porque él mismo nació como hijo de dos emigrantes hindúes en Inglaterra y vivió después en varios países. Su respuesta a la pregunta ‘Where is home’ es difusa: es dónde se siente cómodo. Él no se siente vinculado a una nación o estado, sino a la creciente comunidad de personas en el mundo que cambiaron de país o los hijos de estas personas.

En cierto sentido la madre de mi alumno también pertenece a esta comunidad de personas sin nacionalidad. Es la hija de dos emigrantes a Holanda que pasó la mayor parte de su juventud allí, hasta el padre se jubiló y toda la familia volvió a la casa familiar en un pueblo aquí en El Bierzo. Por casualidad Ana y yo habíamos encontrado a toda la familia de remigrantes cuando hacíamos una excursión por los pueblos en los montes cerca de Ponferrada. Nunca había conocido a gente con tanto entusiasmo por Holanda. Hablaban con gusto el holandés que les quedaba después de tantos años, y parecían sentir más nostalgia de Holanda que yo mismo. Quizás por eso la madre me confiaba las clases de apoyo de matemáticas en castellano, en los cuales aprendí quizás más que mi alumno.

Pero bien, el comentario ‘Qué bien, vas a tu casa’ me hacía pensar en el asunto: ¿Dónde está mi casa? Claramente mi casa física está en Ponferrada. Aquí ya están casi todas mis pertenencias y, más importante, aquí está la persona con quién quiero compartir el resto de mi vida. Pero otra cosa es dónde me siento cómodo. O dónde me gustaría vivir.

Cuando fui a vivir al Bierzo había españoles que me avisaban: ´Tú tienes un idea romántico de España. No es todo bueno: no somos todos amables y abiertos.’ Vivir ya cuatro años en la sociedad  española y entender un poco mejor lo que dicen, me hace ver más claramente que no hay solamente sol, pero también hay sombras: el odio mutuo, la envidia y la codicia que existen aquí tanto como en otras sociedades. La crisis parece fortalecer estas debilidades humanas. Lo que antes era quizás una anécdota de un viaje de vacaciones ahora es una irritación cotidiana. Todo esto forma parte de la integración.

Pero sigo sintiéndome alguien de afuera: el guiri, el holandés. A veces la gente me parece pedir explicaciones por el comportamiento de un futbolista holandés, o de los comentarios de algún político holandés con lo cual no tengo nada en común con excepción de la nacionalidad. En Holanda todavía me muevo más fácilmente en todos los aspectos.  Puedo expresarme de forma más preciso y puedo juzgar mejor situaciones y personas. También físicamente me muevo mejor en Holanda. Una de las ventajas de estar en Ámsterdam es que se puede viajar con bici por la ciudad e ir con tren para viajes a otras ciudades. No tener un carnet de conducir limita los movimientos en el Bierzo considerablemente.

Hay algo raro. Cuando estoy en Ámsterdam, me siento como si estoy de vacaciones, aunque voy a trabajar allí. Pero aquí en Ponferrada tampoco perdí por completa el sentido de estar de vacaciones. Aquí en El Bierzo queda tanto para descubrir y trabajar como profesor de clases particulares en casa hace que encuentras mucha gente interesante. Es bastante agradable: estar siempre de vacaciones. A ver si puedo mantener esta sensación el resto de mi vida, independientemente de dónde esté mi casa.

jueves, 22 de agosto de 2013

Pitbull

Acabo de hacer footing al lado del rio Sil. La verdad es que empecé un poquetín demasiado tarde; ya eran casi las diez de la mañana, y esto tiene sus desventajas. Ya hace calor, las mangueras están puestas (aunque en verano puede ser una ventaja) y ya hay muchos perros al lado del río. Esta vez también. Justamente cuando quería empezar una aceleración final, vi a un pitbull suelto. En España estos animales todavía están permitidos. Inmediatamente paré de correr y en una curva amplia pasé lentamente al perro que ni siquiera se parecía dar cuenta de mi presencia. No confío en estos perros que están criados por su agresividad y fortaleza. Quizás son los dueños en quien no debes confiar. Aunque conocí una vez a un pitbull muy especial.

Esto fue en los años ochenta en Ámsterdam. Vivía entonces en una pequeña vivienda en una calle cerco del centro que sobre todo era atractiva para mí por su renta tan baja. Primero como estudiante y después como trabajador al tiempo parcial nunca tenía mucho dinero. Desde luego las rentas tan bajas también atraía a otras personas de las ‘escalas bajas’ de la sociedad. Tenía por ejemplo un vecino psicopático y mi vecina de abajo era la yonqui más vieja y famosa de Ámsterdam, cuya muerte apareció en las noticias de la televisión local. Todos vivíamos allí juntos bajo el lema: vive y deja vivir. Mi vecina de al lado en el primer piso era una mujercita delgada y pequeña que había vivido allí desde su niñez. Cuando estaba de viaje ella solía recoger mis correos. Tenía una hija de unos veinte años que vivía en el cuarto piso. Esta hija y su novio (que en holandés llamaría un coffeeshop tipo) decidieron dedicarse al aparentemente lucrativo negocio de criar pitbulls. Por esto podía pasar que, cuando estabas subiendo la escalera hacia tu piso, oías abrir una puerta arriba después de lo cual sonaba el sonido como si saltara un alud de piedras. Esto significaba que cuanto antes tendrías que entrar en tu piso o salir hacia afuera, lo que sea más cerca, porque allí venía toda la familia pitbull que retumbaba hacia abajo: padre, madre y al menos seis cachorros.

Supongo que el negocio de los pitbulls no era tan exitoso como creían. Las leyes holandesas alrededor de la posesión de estos animales se agudizaban y cuando era obligatorio castrar a los pitbulls machos la raza gradualmente desaparecía de la escena callejera de Ámsterdam. Mientras tanto, padre pitbull, castrado y todo, se había mudado. Su mujer y sus hijos estaban mordiéndole todo el tiempo sin que él hiciera nada para evitarlo y por eso la hija de mi vecina, tan cariñosa ella, decidió regalar el animal a su vieja madre. Desde luego al principio a mí no me apetecía nada tener un pitbull como vecino de planta, pero lentamente cambié de opinión. Cuando pudiera, Sully (Sul es bobo en holandés; su nombre de veras era Sultar) entraba en mi piso para jugar o buscar caricias. Era uno de los perros más cariñosos que he conocido en mi vida, aunque tenía esta fuerza tan típica de un pitbull. Cuando jugamos en la calle con una pelota de tenis saltaba casi dos metros para coger la pelota en sus mandíbulas poderosas. Después ponía la pelota a mis pies, pidiendo con gemidos como un cachorro que empezara el juego otra vez.

Una vez, cuando volví de unas vacaciones en España sin duda, llamé a la puerta de mi vecina para recoger mis postales que ella guardaba tan meticulosamente. No respondió. Otra vez golpeé la puerta y oí a Sully resonar nerviosamente al otro lado de la puerta. Era extraño. Mi vecina nunca salía su casa sin su perro. También pensé oír su voz. Probé la palanca, abrí la puerta y grité: ‘¡Hola!’ Mi vecina se mostraba en la puerta de su habitación, completamente desnuda, con espuma en sus labios. Se tambaleaba hacia una mesa en la cual estaban mis postales, mientras Sully anduvo nerviosamente alrededor de ella. La ayudé hacia su cama y dije en pánico: ‘ ¡Voy a llamar a la ambulancia, no te preocupes!’ Cuando salí de su habitación miré una última vez hacia detrás. Sully se había puesto encima de la mujercita para protegerla, parecía, sus dos pies sobre sus hombros. Era la última vez que los veía.

Unos días después encontré a la hija en la calle. Me contó que su madre ya estaba en coma y no iba a vivir mucho más. ‘¿Y el perro?’ no pude evitar preguntar. Pues, había considerado adoptar al Sully aunque la posesión de un pitbull no era exactamente compatible con mi estilo de vivir. ‘Ya está matado,’ dijo, lo que me llenó con una mezcla de tristeza y alivio.

Y esta mañana, cuando anduve sudado desde el río hacia la casa, de vez y cuando mirando hacia atrás por si acaso, todos estos recuerdos emergían y pensé: ‘Sully era de veras el perro más cariñoso que he conocido en mi vida, pero además opino que los pitbulls deben ser prohibidos en todos los países.’

jueves, 15 de agosto de 2013

Duérmete niño

Hace unos años, cuando solamente estuve al punto de eventualmente considerar ir a vivir algún día en España, encontré en uno de mis viajes hacia Ponferrada a una mujer holandesa que ya había dado este paso y por la misma razón: el amor. A ella pregunté qué tal fue vivir en España para alguien de Holanda. Me contó que era bastante feliz. ‘¿Pero también hay desventajas?, insistí. Pensó unos momentos y después me dijo con toda su alma: ‘¡Si, la manera en que mis suegros se mezclan todo el tiempo en la educación de mis hijos!’ A pesar del tono mordaz de su voz consideré sus palabras como una animación. Por cierto, ya había llegado a la edad en la cual tener hijos no era exactamente la primera cosa en que pensaba. ‘Si esta es la única desventaja significa que se puede vivir allí bastante bien,’ pensé.

Es así. Y efectivamente ahora yo también tengo la impresión que los abuelos españoles se mezclan más en la educación de sus nietos que lo que es costumbre en Holanda. Por lo demás, veo en la educación de los niños sobre todo paralelismos entre los dos países, como hay muchas similitudes en tantos otros terrenos. Si consideras la vida cotidiana la unidad europea ya casi es un hecho. Por ejemplo, tanto en España como en Holanda los niños ya no juegan casi nunca en las calles de las ciudades. En mi juventud (ahora abuelo va a contar) siempre jugamos en la calle con una pelota: fútbol, letrero tic (tirar una pelota al letrero de la calle), si, hasta competiciones completas de béisbol jugamos en la calle en las cuales los sumideros y los palos de agua funcionaban como los bases. Esto ha cambiado en toda Europa, me parece. Hoy día los niños van a actividades extraescolares. También aquí en Ponferrada se ve por la tarde padres que en movimiento frenético llevan a sus hijos con coche a los diversos clubs de deporte, academias, escuelas de música, ludotecas, centros cívicos y profesores de clases de apoyo privados, todo esto para evitar que los niños estén toda la tarde apáticos en casa entreteniéndose con chats y videojuegos.

A pesar de este desarrollo en común, hay un aspecto de la educación de los niños en lo cual España parece ser diferente. Creo que los niños españoles duermen menos que los holandeses. Desde luego, los horarios de dormir están muy vinculados con los horarios de comer y aquí en España se come mucho a las dos de la tarde y algo ligero a las diez de la noche. Los niños normalmente no van a la cama antes de las diez u once. En el verano esto puede ser también las doce, o la una, una hora que los niños holandeses solamente logran experimentar conscientemente en la Nochevieja. Si estoy en Ámsterdam de visita en la casa de amigos con niños, los más jóvenes ya se acuestan a las ocho, para que los adultos puedan dedicar la noche a comer, beber y tener conversaciones profundas o banales. No creo que esta diferencia en horas de dormir durante la noche esté compensada por la siesta española. Si tengo razón (no hice ninguna investigación estadística) los niños españoles duermen a media dos horas menos que los holandeses. Y ahora la gran pregunta. ¿Duermen los niños españoles no suficientemente, duermen los niños holandeses demasiado, o simplemente no es tan importante cuantas horas los niños duermen? La respuesta de esta pregunta dejo en las manos de los científicos cualificados, pero en general a mí no me parece que los niños que conozco en ambos países sufren bajo una escasez o exceso de sueño. Parecen ser bastante felices. Por suerte.



martes, 16 de julio de 2013

Marca España

Últimamente se habla mucho de La Marca España. La idea es que la imagen de España necesita ser mejorada, sobre todo en el extranjero. Proviene de la impresión que los extranjeros (o los del norte) están juzgando a los españoles de manera de negativa. La abreviación PIGS para los países en problemas económicas fortalecía esta impresión. Y, desde luego, la declaración de Merkel que los españoles deben la crisis a demasiado siesta no sentaba muy bien. Creo que la idea de no pertenecer a Europa ya viene de antes, de la época de Franco, seguramente, cuando España no participó en el desarrollo de la democracia, el bienestar y la sociedad civil moderna, aunque desde los años ochenta el país lo recuperó en un ritmo acelerado.

Dudo que la fama de España sea tan mala como muchos españoles piensan. En Holanda, en todo caso, nunca noté algo de sentimientos negativos sobre España. Al contrario. Existe la idea que los españoles en general son amables, espontáneos y abiertos. Cuando digo a mis estudiantes en Holanda que normalmente vivo en España veo que los ojos van a brillar. Desde luego: piensan en vacaciones, paella, vino, playas, discotecas, fiestas, que bailamos por la noche flamenco sobre la mesa y, sobre todo, que siempre brilla el sol. A veces tengo que hacer llamadas a instancias oficiales holandesas en las cuales debo explicar mi domicilio. A menuda la reacción es: ‘¡Qué suerte tiene usted! Aquí en Holanda hace tanto frío.’ Lo que no saben es que en El Bierzo el frío puede ser insoportable. La primavera pasada estaba tan terrible que, cuando al fin llegaron los primeros signos del verano, lo celebré ampliamente. El primer vencejo en el cielo recibió un aplauso desde nuestra pequeña terraza. Las primeras moscas que entraban por la ventana abierta convidé con la palabra ‘Bienvenida’ escrita en letras de miel sobre la mesa. Cuando en una noche de junio el primer mosquito hacía sonar su normalmente tan pesado sonido puse mi culo al aire gritando: ‘¡Tómalo, es tuyo!’ Sois también un pueblo bastante espontáneo,’ era la reacción asombrada de mi mujer. 
En breve, creo que las opiniones de los holandeses no serían tan positivas si hubieran tenido malas experiencias en España o con los  españoles.

La rara cosa es que justamente las personas que tanto hablan de la Marca España son las que hacen más daño a la fama de España. Los políticos corruptos que nunca dimiten, que nunca dicen: lo siento que había esta corrupción en mi partido y pido perdón al pueblo español. En la prensa internacional todavía no había tanto énfasis en la corrupción en España. En los periódicos holandeses leí más artículos sobre los caprichos de Berlusconi que sobre los casos Gürtel, de los ERE, o Noós. Esto debe ser porque Berlusconi con sus fiestas de Bunga Bunga genera artículos más sabrosos que el aburrido Rajoy que cada mes recibía (presuntamente) un sobre con unos billetes de 500 euros.

Aunque no creo que la fama de España sea tan mala, tengo un propósito para el nombramiento de ‘Mascarón de Proa de La Marca España’. Son dos personas: una mujer y un hombre, como debe ser. Hacen su trabajo sabiendo que no siempre es bien para la carrera actuar contra los intereses de los grandes partidos. El hombre es el juez Ruz, quien parece hacer lo que debe hacer en el caso Bárcenas. La heroína que propongo es la jueza Alaya, mi favorita de las noticias. Su maletín sobre ruedos debe aparecer en las pesadillas más pesadas de muchos socialistas andaluces con la conciencia sucia. Formarían una formidable estatua sobre las plazas mayores de España. Los dos capturados en el momento que andan a un palacio de justicia, él con su cartera debajo de su brazo, ella tirando de su maletita sobre ruedos, los dos con una peluca blanca de la caca de las ‘ratas voladoras’.

lunes, 8 de julio de 2013

Antigots

La semana pasada estuvimos en Menorca. Un pequeño paraíso. Allí la costa no está estropeada por el turismo masivo. Casi no se ve los grandes hoteles que determinan el panorama de tantas otras costas. Para llegar a las calas más bonitas se debe andar desde un aparcamiento por un paisaje silvestre hasta llegar al mar de color azul turquesa. Las ciudades y los pueblos tienen una mezcla agradable de mucho ambiente y mucha tranquilidad. No vimos mendigos, tiendas cerradas u otras señales de la crisis pendiente. Vale, encontramos un Compro Oro en el capital Maó, es verdad, pero este tenía que combinar este negocio con la compraventa de coches de segunda mano. Se vive bien en Menorca, está claro.

Los últimos días nos quedamos en una granja en el Parque Natural en el este de la isla. El granjero nos dio una llave para abrir la cadena que cerró una verja hacia unos caminos. Nos indicó dónde ir. ‘Hacia allí caminas al mar y a unas calas vírgenes,’ dijo, ‘en esa dirección está la albufera y detrás de la granja del vecino están los antigots (palabra basada en antic: antiguo).’ El día después nos dirigimos por la mañana antes de todo hacia los antigots. Ya habíamos visto algunos, estos restos de la cultura prerromana que dominaba Menorca hace unos 3000 años. Pero esta vez era más especial, quizás por la exclusividad de la visita, o por la suave luz de la mañana. No había nadie. Y probablemente todo el día no habría nadie. Con respeto contemplamos la taule, una enorme piedra erigida que sostiene otra piedra horizontal encima. Los habitantes de entonces utilizaban esta construcción para sostener un techo de una tumba o de un templo quizás. Nos impresionó la construcción sencilla, que nos llenaba de sentimientos espirituales, casi religiosos. Susurrábamos unos comentarios de admiración. ‘Pero se llaman antigots’, dije estropeando el ambiente espiritual, ‘lo que en holandés o inglés parece a la palabra anti-dioses.’ Lentamente llegamos a la conclusión que, aunque fuera la intención de honrar a los dioses, muchos edificios religiosos muestran lo contrario: el poder de los humanos. Lo que nos impresiona de las pirámides, las catedrales medievales y los antigots es que la gente ya entonces era capaz de construirlos con las técnicas tan primitivas. Eran trabajos de muchos años, mucho esfuerzo, mucha dureza. Y esto para obras sin utilidad directa para la vida cotidiana. ¿Qué pensarán las generaciones futuras de las construcciones de hoy día? ¿Qué pensarían, por ejemplo, de la Torre de la Rosaleda en Ponferrada en el caso improbable que el edificio sobreviviera tantos años?

Nuestros comentarios habían llevado nuestros pensamientos de vuelta hacia el Bierzo prematuramente, tres días antes de terminar estas vacaciones demasiado cortas. Efectivamente, la Torre de la Rosaleda tiene algo en común con la taule que estuvimos contemplando. Erguido, apuntando al cielo. Además, justamente como en el caso de las taules, El Torre de la Rosaleda no parece tener ninguna utilidad directa. La tasa de crecimiento de la población no indica ninguna necesidad de tantos metros cuadrados de apartamentos. Los visitantes futuros de la ruina pensarán que debía haber algún motivo religioso. Quizás habrá una pareja que, después de la contemplación inicial llena de sentimientos espirituales, casi religiosos, llega a la conclusión que el edificio es sobre todo una muestra del poder humano en vez de los poderes divinos. Y la pareja futura tendrá razón. El Torre de la Rosaleda quizás tiene este mensaje. Muy impresionantes estos montes, estos ríos, el sol, el mar, que son las obras de la naturaleza, de la casualidad, del dios, los dioses o las diosas  ¡Pero mira lo que podemos hacer nosotros! ¡Mira qué edificio sin ninguna razón hemos construido, solamente por el dinero. Es el símbolo profano por excelencia. Un dedo erguido hacia el cielo.


 La Taule cerca de Sa Torre Blanca en Menorca

La torre de la Rosaleda en Ponferrada

lunes, 24 de junio de 2013

Sumergido

Estamos en el Chelsea Bar, como ya casi es tradición los jueves. Hablamos inglés. Desde luego. Estamos entre guiris bercianos. Aunque sea así, el inevitable tema de la conversación es la crisis. El desempleo. El déficit del estado. Uno de mis compañeros tiene una posible explicación de algunos problemas presupuestarios en España. Dice: ‘Hay demasiada gente que trabaja en la economía sumergida. Sin pagar impuestos. ¿Nunca fuiste a un dentista? ¿O a una consulta privada de un especialista médica? ¿Una vez te han dado un recibo?’ Todos negamos con la cabeza. Cuando fui a un dentista para un tratamiento un poco más amplio me costó exactamente cien euros. Una cifra demasiado redonda para no ser sospechosa. Desde luego no recibí ninguna factura. ‘También es que los desempleados aquí casi están forzados a trabajar en la economía sumergida con subsidios tan bajos,’ dice otro. ‘Una familia no puede vivir de 400 euros.’ Hacemos una comparación de nuestros respectivos países para ver dónde los subsidios mínimos son los más bajos. España gana contundentemente esta competición negativa. Después de unas cervezas nuestra conversación gradualmente se desvía a los aspectos más agradables de la vida en El Bierzo: la naturaleza, las rutas en la montaña y, desde luego, la comida.

El próximo día voy a una tienda de ropa para buscar dos prendas para alguien que vive afuera de Ponferrada. ‘¿Quieres una factura?’ me pregunta la propietaria después de recibir el dinero. ‘Si, por favor,’ respondo. Por cierto, las prendas no son para mí. La mujer coge una tarjeta de presentación de su tienda y escribe sobre el reverso los precios. Nada más. No sello de la empresa. No calculación del IVA. Firma solamente con su nombre. Otra vez formo parte de una transacción en el circuito informal.

Los ejemplos de la vida cotidiana son los peces pequeños en el gran mar de la economía sumergida. Sobre los peces grandes leo diariamente en los periódicos, que llenan muchas páginas sobre estos asuntos. El tamaño de la economía sumergida en España se estima en un 20% del PIB. Para comparar: el de Holanda se estima en un 10%. Desde luego estas estadísticas no son exactas: la cantidad de dinero que circula ilegalmente es difícil de medir. Está claro que la economía informal está por todas partes.
  
Creo que en Holanda sobre todo los ‘sospechosos usuales’ están activos en el sector informal: los circuitos de las drogas y prostitución, la construcción, la limpieza. Aquí en España son los políticos mismos que participan ampliamente en transacciones ilegales. Es casi increíble que el extesorero del partido político que predica la austeridad tenga € 47 millones en bancos de Suiza. Debe haber acumulado todo esto dinero mientras trabajaba para el partido. También eran asombrosas las noticias de que Jordi Pujol (hijo del famoso político catalán) regularmente llevaba bolsas llenas de billetes de 500 euros a bancos en Andorra. Corren rumores que tanto Bárcenas como la familia Pujol no pagaban impuestos sobre estos ingresos.

No sé si fue por este último caso, pero desde el ambiente político hay propuestas de retirar los billetes de 500 euro de la circulación para frenar así la corrupción y la economía sumergida. Pobres corruptos. Tendrán que llevar bolsas cinco veces más grandes, llenas de billetes de cien euros, a los sitios seguros. Bárcenas no sería capaz de poner todo su dinero en las por cierto no tan pequeñas cajas fuertes de los bancos suizas. En una calle de Andorra podremos ver a la familia Pujol empujando desesperadamente una inmensa bolsa que es demasiado gorda para poder pasar la entrada de un edificio bancario. ¡Muy bien! ¡Así se debe tratar a los criminales! ¿Quién dijo que desde la política nunca venían soluciones? Mientras tanto tengo una gran ocupación. Vi en la televisión que los imputados de corrupción casi siempre llevan gafas de sol cuando entran o salen de las salas de justicia. Espero esto no signifique que también decidirán prohibir las gafas de sol, justamente ahora cuando acabo de acostumbrarme a mis gafas con cristales oscuros. 

miércoles, 12 de junio de 2013

El paseo

Es un sábado, alrededor de las siete de la tarde. Debería ser la hora en la cual las calles se llenan de gente para hacer shopping. Pero nada de eso. La mayoría de las tiendas está cerrada. Unas tienen los escaparates vacíos. ‘Se vende’ o ‘se alquila’ está escrito en los posters pegados en las ventanas. En los cristales de las tiendas que ya se habían cerrado desde hace mucho estos posters recibían compañía de otros: llamamientos para una manifestación, anuncios de clases privadas o de cosas de segunda mano, y el inevitable ‘Compro Oro’. Pero también las tiendas que todavía funcionan, cierran hoy día las puertas los sábados por la tarde. No hay suficiente clientela. La crisis se nota. Y, desde luego, el hecho que mucha gente prefiere ir al centro comercial cubierto con sus aparcamientos y la protección contra los caprichos del tiempo.

Con cierto sentido de nostalgia recuerdo como en los años ochenta en España las calles de pronto se solían llenar de gente callejeando. El Paseo, se llamaba este fenómeno. En una hora de la tarde determinada todo el mundo salía a la calle, paseando tan lento como posible y saludando a tantos conocidos como posible. Pasaba en todas las ciudades y pueblos, desde Las Ramblas y las calles alrededor en Barcelona hasta en las pocas calles de un pueblito pirineo. Una vez estuve unos días en uno de los barrios más feos en las afueras de Madrid dónde absolutamente no parecía pasar nada, hasta también aquí como si por encanto los vecinos salieron a las calles para ver y ser vistos. A nosotros, joven interrailers, nos encantó el Paseo y nos mezclamos entusiasmados entre la gente deambulando. Desgraciadamente nuestros cuerpos jóvenes llenos de energía no eran capaces de adaptarse a una velocidad de moverse tan exasperantemente lenta, por lo cual antes de nada ya habíamos recorrido todas las calles ida y vuelta varias veces. Después nos parecía más cómodo sentarnos en una terraza contigua para contemplar el fenómeno desde allí con una caña en la mano y dar puntos para elegir el mejor paseante, una competición que sin excepción fue ganado por una chica graciosa con la mirada oscura.


Ahora, mientras deambulo por las calles vacías de Ponferrada, echo de menos el Paseo. Sí, me pongo viejo, y esto parece significar que vas a tener la idea que antes todo era mejor o, en todo caso, todo era más agradable. Quizás tengo ahora la edad en la cual me pudiera adaptar a la velocidad de moverse como en el Paseo. Voy a probarlo; ¿por qué no?; no hay nadie que me ve. Tan lento como posible ando por la calle desierta. Una ventaja es que así tengo la oportunidad de mirar los escaparates y leer los posters y anuncios. Pero no, no puedo soportar andar tan despacio. Además, casi no hay nadie que hoy día se mueve a este ritmo. La moda prescribe hacer footing. Por la tarde se ve en los parques y los caminos alrededor de la ciudad pequeños grupos de personas, sobre todo de mujeres, que andan en un ritmo rápido mientras mueven los brazos de una manera exagerada. Cuando los veo no puedo evitar pensar: ‘Hop, hop, hop’. A ver si esta manera de desplazarse me va mejor que pasear lentamente. Hop, hop, hop. ¡Me gusta! ¿Dónde iré? ¿Al centro comercial cubierto? No, la gente allí se sorprendería ver un guiri moverse por las galerías en este ritmo. ¿Sabes qué? Voy por el Parque del Temple al río Sil y después por el puente al monte Pajariel. Así disfrutaré el paisaje primaveral. Es sano, agradable y gratis. Hop, hop, hop. 


viernes, 31 de mayo de 2013

Recordando a Carmen

Por un momento miro atontado a mi móvil. Las lágrimas crecen en mis ojos. Ana, que estaba escuchando la conversación, viene a mí y me abraza. Lloramos juntos. La que acabó de llamarme era Vicky de Barcelona. Cuando su nombre aparecía en la pantallita de mi móvil ya supe cuál sería el mensaje. Ya hace unas semanas Carmen estaba moribunda. Entonces, ahora la muerte había llegado. Vicky y yo rememoramos recuerdos. Tan buena amiga. Una mujer con un corazón muy grande. Con una actitud ante la vida tan positiva. Tan fuerte. Para siempre vivirá en nuestra memoria.  

Más tarde voy a mi laptop en lo enciendo. También en Holanda Carmen tenía muchos amigos. Mi primer mensaje va a Wybe y Marcel. La semana pasada estaba en Holanda y nos encontramos los tres en un bar. Allí brindamos por Carmen, ya sabiendo que su muerte prematura sería inevitable. Después seguían más cervezas con cada vez más recuerdos y anécdotas. Nos habíamos encontrado en el camping de Florence en 1980, cuatro chicos holandeses y cuatro chicas españolas, todos en un viaje de interrail. Las visitas mutuas. Nuestros bares preferidos. El Pastís en Barcelona donde el camarero siempre ponía Le Port d’Amsterdam cuando entramos. Café De Sproeier (el regadero) en Ámsterdam. Excursiones nocturnas con bicicleta por las calles de Ámsterdam con las chicas en risas detrás sobre el trasportín. Caminatas largas por los pubs, las discotecas y los teatros obscuros de Barcelona, las cuales solamente el día después con la luz del día y un mapa de la ciudad pudimos reconstruir.

Mi segundo email va a los otros amigos y amigas que quieran a Carmen. Son muchos. Se conocieron en Ámsterdam o en Barcelona. Los amigos de fútbol teníamos la tradición de organizar excursiones de varios días a Los Pirineos, con una visita a Barcelona después de tanta naturaleza. También mis amigos experimentaban la hospitalidad y vitalidad alegre de Carmen. Más de uno se enamoró de ella. Carmen hacía que Barcelona era la ciudad más hermosa del mundo. Algunas veces ella venía con nosotros. El imponente silencio de la alta montaña la impresionó mucho. No tenía mucha experiencia en montañismo, pero a pesar de esto subió, aunque fuera soltando tacos, los picos más altos como el Pedraforca y el Pic de L’Infern. Después de tanto ejercicio ella solía ser en el refugio el centro brillante de la atención de los barbudos alpinistas. La facilidad con la cual ella se relacionaba con otra gente era envidiable. Sin prejuicios. Desde hippies hasta gente de negocios. Desde punkers hasta los más pijos.

Este verano la vi por última vez. La situación era diferente. Ella estaba casada con Michel. Yo venía con mi mujer Ana. Pero además nada parecía haber cambiado. Estaba feliz. A pesar de un dolor en la espalda. Esto resultó ser una señal de la inminente desgracia.

No creo en el más allá o en la vida después de la muerte. Pero de una cosa estoy seguro. Carmen estará conmigo cuando deambulo por el Barrio Chino, cuando estoy de excursión en los pirineos catalanes o cuando hago una ruta con bici por los campos de Holanda, como a ella le gustaba tanto hacerla. La oiré hablar y reír.


Carmen en el Pedraforca con algunos amigos de Ámsterdam

lunes, 13 de mayo de 2013

Pensamientos después de comer una naranja en la alta montaña


Era durante la caminata estupenda a las lagunas de Fasgueo cuando aproveché una pausa para pelar la naranja que había traído hacia tanta altura. Uno de los excursionistas me dijo: ‘¡Qué apropiada: una naranja!’ No entendí muy bien el porqué de este comentario y respondí: ‘Si, desde luego, en España se debe comer naranjas, ¿verdad?’ Me explicó que se refería al color naranja de la familia real en Holanda. ‘Ah, claro ….,’ respondí vergonzosamente por mi lentitud de entender. Mientras descendimos hacia Las Brañas de Susañe no pude evitar pensar en las familias reales de mis dos queridos países.

En mi opinión un cargo importante se debe ganar por méritos y no por herencia genética. Pues, en principio soy un republicano. Ya desde hace mucho. En el año 1980, cuando había la coronación de la reina Beatrix en Ámsterdam, estuve en la manifestación en contra de la celebración. La manifestación consistía sobre todo de okupas y anarquistas; el código de vestimenta era negro. En el momento el que apareció la policía muchos de los manifestantes se volvieron completamente locos y empezaron con un espantoso fanatismo a tirar piedras a las cabezas de los policías. Aquel día perdí por completo la confianza de que de una revolución violenta pudiera llegar algo bueno.

Durante los años después la popularidad de la reina Beatrix en Holanda iba en aumento, sobre todo porque no había demasiados rollos. No había casos de corrupción. Ella ni su marido tenían amantes secretos. El asunto de una nuera que en su juventud había tenido una relación con un jefe de un cartel de drogas se solucionó con quitarle los derechos al trono al segundo hijo. El asunto del padre de Máxima, que había sido un ministro del sangriento régimen de Videla en Argentina, se solucionó con prohibir que los suegros del que sería rey asistieran a la boda y a la entronización. Las críticas más duras que recibió Beatrix vinieron de los partidos populistas de extrema derecha, porque la reina se atrevía en sus charlas de Navidad hablar sobre la tolerancia y la riqueza de la diversidad cultural. Por lo demás Beatrix era una reina respetada por casi todos los holandeses, incluidos los republicanos como yo.

¡Qué diferencia con la casa real de España! Aquí la monarquía parece perder cada vez más su apoyo en la sociedad. La famosa foto de Juan Carlos con el elefante muerto generó muchos comentarios críticos, sobre todo porque el viaje a África en medio de la crisis había costado una fortuna. Peor, obviamente, es el caso de corrupción de yerno del rey y la Infanta Cristina. Ahora los jueces han decido que la infanta misma no va a ser perseguida por el caso Nóos, lo que no hace exactamente crecer la popularidad de la familia real. Muchos españoles creen que la infanta está protegida por su padre u otras instituciones. Hasta ahora el Príncipe de Asturias no está involucrado en el caso Nóos. Parece que ya están preparando a la gente para una futura sucesión. Para mi sorpresa vi en las noticias de TVE1 un discurso en inglés de Felipe para algún fórum internacional con subtítulos, pues sin que sonara esta voz superpuesta en castellano, como suelen hacer con oradores en inglés menos talentosos como Obama o Cameron.

Son las vueltas de la historia. Holanda, este país que en el siglo 16 se reveló contra ‘el rey de España’, el país que en los siglos 17 y 18 era una de las pocas repúblicas del mundo, el país que hace poco tenía el nombre de ser un modelo de progresividad, ahora se ha envuelto en el cursi color naranja de su familia real. Mientras en España la casa real parece hacer todo lo posible para conducir hacia la tercera república.
La bandera de la república en una manifestación

domingo, 28 de abril de 2013

Los alemanes


Es martes, las ocho menos cuarto. Mi clase de alemán se está acabando. De vez en cuando mi alumno de doce años mira impacientemente a su reloj. ‘¿Y ahora ponemos la música?’ me pregunta. Las pocas clases que hasta ahora le he dado siempre acabé con un video de Youtube con música de pop alemán. Sobre todo la música heavy del grupo Rammstein sabe este alumno apreciar. Pero esta vez él toma la iniciativa y busca en mi portátil un video. Suenan gritos de un gran público seguido por el himno de Bayern München. Porque la letra en la pantalla va sincronizada con la música podemos cantar con el coro: ‘FC Bayern, Stern des Südens, du wirst niemals untergehen' (FC Bayern, estrella del sur, nunca te hundirás). Hoy habrá el primer partido de la semifinal entre Bayern y Barcelona. Mi alumno es obviamente de Madrid.

Los horarios de la Champions no están adaptados al ritmo de las comidas en España. En algún momento entre las nueve menos cuarto y las diez y medio de un día laboral se debe cenar. En la pausa del partido devoro con prisa una ensalada mixta en la cocina. ‘¿El partido es bueno?’ me pregunta Ana, claramente más interesada en mi estado de ánimo que en el partido mismo. ‘Bayern es el mejor equipo; Barcelona juega mal,’ respondo. De pronto suenan gritos de alegría de los vecinos abajo. ¿Marcó el Barça? Masticando un trocito de tomate corro a la sala para encender la televisión. También los vecinos son obviamente de Madrid.

El día después estoy en café Gijón para ver el partido de Dortmund contra Real Madrid. Este partido se puede solamente ver en la televisión de pago, lo que no está mal para el volumen de ventas de los cafés. A pesar de esto, hay menos clientes que otras veces. Los fans de Barcelona se habían quedado en casa, seguramente para evitar un sinfín de burlas por la derrota aplastante de ayer. Una vez, cuando  Madrid eliminó Barça de la Copa del Rey, algunos de Madrid habían gritado: ‘¡Viva España!’, seguido desde luego por un ¡Viva Portugal! de los de Barcelona.  

Esta vez Real Madrid pierde. Mientras en la pantalla Madrid lucha contra su destino adverso, oigo detrás de mí los comentarios de los parroquianos. ‘¡Los alemanes tienen todo el dinero!’ opina uno. ‘Por cierto, Lewandowski y Blazczykowski no pueden ser alemanes, ¿verdad?’ dice otro. Pienso notar en el tono de los comentarios algo de los sentimientos anti-alemanes, que parecen ganar terreno en España. En la prensa se escriba ampliamente sobre una encuesta que mostraba que muchos alemanes piensan que España sea un país corrupto. También el comentario de Hoeness, el presidente de Bayern, que dijo que los grandes clubs españoles compran jugadores con sus deudas, no caía muy bien aquí. Con mucho gusto escribieron los periódicos sobre las cuentas secretas de Hoeness en Suiza para evitar los impuestos.

Cuando Dortmund marca gol número cuatro pruebo no vitorear. En principio soy un espectador neutral. Un aficionado al fútbol mismo. Pero que gane un club relativamente pequeño de un club de estrellas me hace gracia. Y anti-alemán nunca he sido. Mi padre, que en la guerra mundial había visto y sufrido mucha miseria, primero como soldado y prisionero de guerra y después como obrero en un campo de trabajo en Alemania, nos enseñó que muchos alemanes no eran nazis. Que nazis había de muchas nacionalidades. 
A pesar de todo esto, ahora no me parece el momento adecuado de pasar por un alemán. Mantengo una postura neutral hasta el fin del partido. Cuando me levanto para ir a casa un hombre me pregunta si en mi opinión uno de los equipos españoles tiene una posibilidad de llegar al final de la liga. ‘Vale, quizás Madrid,’ respondo diplomáticamente. El hombre niega con la cabeza. ‘¡Que no! ¡Ninguna posibilidad tienen! ¡Va a ser Alemania – Alemania!’, dice riendo. 



miércoles, 17 de abril de 2013

Tres restaurantes bercianos


1. Restaurante El Castro en Carucedo
Estamos sentados en una gran mesa redonda, mis amigos catalanes y yo. Acabamos de hacer una caminata alrededor de Las Médulas, sin duda uno de los monumentos más espectaculares del Bierzo. Empezamos con lluvia, pero al final el sol se asomó. Discutimos lo que vamos a pedir. De todo, decidimos. Varios primeros platos, varios segundos platos. Todo para compartir, hasta el caldo berciano y el botillo, cómo conviene entre amigos de toda la vida. Mientras tomamos como aperitivo un vinito con jamón serrano hablamos sobre las diferencias entre los restaurantes en Holanda y España. De los restaurantes holandeses mis amigos no tienen una opinión muy alta, claramente. Quizás porque en Ámsterdam siempre buscamos los restaurantes más baratos con patatas fritas, mucha mayonesa, ensalada y un trocito de carne o filete de pescado. Y también llevamos nuestros amigos a los restaurantes chinos o las pizzerías. Sin embargo, me siento obligado a defender la comida holandesa. Pues, de vez en cuando echo de menos los platos de chucrut, sopa de guisantes, arengues, o espárragos frescos. ‘Los holandeses comemos en restaurantes platos diferentes que en casa,’ digo. ‘Patatas machacadas podemos hacer fácilmente nosotros mismos; cuando vamos a un restaurante queremos algo diferente; comemos chino, thai, greco, etíope; buscamos la aventura. ¡Pero os juro: comida holandesa puede ser deliciosa!’ En este momento la hija del propietario del restaurante pone los primeros platos sobre la mesa. Esto me hace callar.

2.  Restaurante El Lagar de Montejos en San Andrés de Montejos.
Hace calor. Quizás ya unos treinta grados. Anduvimos desde Ponferrada hacia San Andrés de Montejos. Una horita, si no haces fotos o quieres determinar pajaritos, como nosotros. Vi un mosquitero ibérico. No una observación excepcional, quizás, pero nunca antes lo había visto. San Andrés de Montejos es un pueblo extremadamente caótico, como tantos otros pueblos bercianos. Casas modernas, ruinas, casas señoriales restauradas, huertas descuidadas, una iglesia, una ermita completamente inclinada, todo en un conjunto poco coherente. Muchas veces pasé el pueblo con mi MTB, pero nunca había visto el mesón. Después de preguntar un paisano lo encontramos. Una sorpresa agradable. En el interior del lagar todavía la viga de castaño ocupa un lugar prominente. Nos sentamos al lado de una ventanita. El calor de afuera no puede entrar por los gruesos muros. El camarero viene a nosotros para decirnos lo que hay. Elegimos revuelto con erizos, una ensalada y carrilleras de ternera para compartir. ‘Fueron las mejores carrilleras de mi vida’, digo al camarero después de la comida, cuando estamos a punto de salir. El hace un gesto a su esposa que está recogiendo las mesas. ‘Allí está la cocinera,’ dice orgullosamente.

3. Bar-restaurante El Pinar en Ponferrada
Andamos con todos los actores y sus acompañantes desde la universidad en la dirección del centro de Ponferrada. El ambiente es eufórico. Acabamos de hacer una lectura dramatizada de la obra Farsa de Xohana de Avignon (peli). Todo salió bastante bien, al menos para nosotros. Y el público parecía compartir esta opinión. Después de la obra muchos nos felicitaban y nos agradecieron. Mi papel era de un peregrino inglés cachondo. Un buen casting, se puede decir. ‘Vamos a aquel bar con los pinchos de setas,’ propone Miquel, el iniciador del proyecto. Todos entramos en un bar en el cual una televisión esta puesta a todo volumen. Tomamos cañas acompañadas de un potaje de varias setas. Delicioso, es la opinión general. Después nos despedimos. Ya son casi las diez, la hora de la cena. Ana y yo nos quedamos para hablar con el tabernero sobre las setas. Las busca él mismo en la montaña, nos cuenta orgullosamente. Sin ir con coche, siempre andando, añade. Movemos las cabezas afirmativamente. Anda a un poster en la pared e indica las diferentes setas que hay en El Bierzo en esta temporada. ‘Entonces, ¿ahora tienes setas silvestres?’ preguntamos. ‘¡Efectivamente!’ Nos miramos Ana y yo. Unos instantes más tarde estamos sentados en el comedor pequeño disfrutando dos platos exclusivos de setas silvestres, mientras en el bar la televisión todavía emita un concurso ruidoso a todo volumen. ‘Esto solamente es posible en El Bierzo,’ digo a Ana.

El lagar de Montejos

domingo, 24 de marzo de 2013

El primer día de la primavera


Es miércoles, el 20 de marzo. El primer día de la primavera. Miro por la ventana y veo el sol matinal brillar sobre los picos nevados de los Montes Aquilianos. Este va a ser un día ideal para hacer una excursión allí en los montes. Pero estaré bastante ocupado hoy. Por la mañana doy clase en casa de un estudiante. Por la tarde tendré como cada miércoles tres grupos de niños. Cómo si se tratara de telepatía recibo un SMS en mi móvil. ‘Desgraciadamente no puedo esta mañana, pero mañana por mañana en todo caso’. A un lado una lástima. Creo que nunca antes en mi larga carrera en la enseñanza tuve un alumno más entusiasmado. Pero su ausencia me da una mañana libre llena de posibilidades. Me pongo mis zapatos deportivos, cojo mis prismáticos y salgo de la casa.

Porque el río Sil por las mañanas está al lado de la sombra del monte El Pajariel, aquí la temperatura no es tan agradable como me prometía la vista por la ventana esta mañana. El caminito al lado del río está parcialmente inundado. Había mucha lluvia, este invierno. Mientras me sujeto a las ramas de los sauces me busco un camino entre la cuesta pendiente y la corriente rápida. De vez en cuando paro para poder escuchar los numerosos pajaritos que cantan y pían. Ellos también celebran este primer día de la primavera con mucho gusto.

Cuando al volver a casa paso el Café Gijón miro hacia dentro si hay mucha gente. Que no. Abro la puerta, cojo El Diario de León de la barra y me siento en una mesita. La camarera me acerca con una sonrisa y un café con leche. Pedir no es necesario aquí. Nos conocemos. En la ventana, al lado de la puerta, ya por meses cuelga nuestro anuncio: English for All. De vez en cuando tomando un sorbito de café empiezo a leer el periódico.

Son las noticias de cada día. La crisis económica y los casos de corrupción. Todo el rollo alrededor del nueve alcalde de Ponferrada ya parece haber disminuido. Empiezo a leer un artículo sobre el caso Bárcenas. Otra vez no entiendo porque todavía nadie dimitió por este caso. Ya mentir sobre la relación laboral del PP con Bárcenas debería ser suficiente razón para terminar una carrera política. Y si es verdad que Rajoy mismo recibiera su sobresueldo en un sobre sería el colmo. En España no hay exactamente una falta de bancos. Entonces, recibir un sobresueldo en moneda es muy sospechoso. Aunque la verdad es que yo también recibo de mis alumnos dinero en moneda. Y a veces en un sobre. Cuando me lo entregan referencias graciosas al caso Bárcenas son inevitables.

Leo el artículo por la mitad y después pongo el diario en la mesa. Ya estoy harto de tantas noticias malas. Por dios, es primavera. Con la mirada perdida pienso en las clases que tengo que dar este tarde a los niños. La verdad es que trata más de jugar que de enseñar. Con una sonrisa pienso en la clase de la semana pasada al grupo en la edad de 12 años. Hicimos creer a los niños que no puedo hablar castellano, para que se esfuercen en comunicarse en inglés. Desde luego esto genera problemas y ahora este grupo de cuatro niñas listas quiere enseñarme castellano para facilitar la comunicación. ‘¡Hello es Hola!’ me dijeron la semana pasada, ‘¡¡Hola!!’ Me hacía el tonto y dije: ‘Ah, yes, ¡Helado!’. Referí a la marca Ola de helados, pero esto se les escapaba a las niñas. ‘¡Qué no, qué no, not helado. ¡¡Hola!! ¡¡Hola!!’. Para la desesperación de las chicas traduje cada vez ‘Hello’ con ‘Helado’ o variantes como ‘Holado’. Hoy empezaré la clase con las palabras ‘¡Helado, chicas!’ Si en un futuro lejano El Bierzo tendrá fama de ser una comarca donde se saluda con una palabra que parece a helado, significará que en todo caso dejé una huella permanente aquí. Con este pensamiento positivo me levanto de mi silla, pongo un euro en la barra y salgo del bar con un saludo que no parece en nada a helado o cualquier otro comestible. 

martes, 12 de marzo de 2013

Érase una vez en Ponferrada ....


Si es verdad que las malas noticias son mejores que ninguna noticia, Ponferrada lo hizo muy bien el fin de semana pasada. La ciudad llegó a la primera página de todos los grandes periódicos nacionales. Además, al menos dos páginas en cada periódico estaban dedicadas a nuestra ciudad, que significa que, cuando se trata del número de páginas, llegó al tercer puesto, a poco distancia de las noticias sobre Venezuela después de la muerte de Hugo Chávez y la elección del nuevo Papa en Roma. No mal para una ciudad provincial de medio tamaño. ¿Pero qué pasó exactamente?

Volvemos a los años noventa del siglo pasado. Ismael Álvarez del Partido Popular es alcalde. La joven hija de un empresario que está vinculado al PP obtiene el cargo de concejal, un enchufismo habitual. Los dos empiezan una relación emocional, hasta el momento que Nevenka Fernandez la termina. El alcalde sigue molestándola con llamadas, cartas, emails e mucha intimidación. Hay un juicio y una condena por acoso. El alcalde tiene que dimitir y está sucedido por su alumno político, López Riesco. Mientras tanto, al exalcalde Ismael, no le va económicamente nada mal en los negocios y abre algunos hoteles.

Ismael decide volver en la política en las elecciones de 2011. El PP no acepta su candidatura e Ismael viene con su propia lista. En este momento el PSOE está perdiendo mucho apoyo por la crisis económica y la gestión del gobierno Zapatero, pero porque Ismael sabe atraer 6000 votos de gente que considera de poca importancia su pasado de acosador, el PP no logra tener la mayoría absoluta. López Riesco sigue siendo alcalde, pero depende de los otros partidos en el concejo.

En febrero 2013 aparecen noticias en los periódicos locales. El PSOE y la lista Ismael querían hacer una moción de censura contra el alcalde del PP. El líder del PSOE municipal, Samuel Folgueral, sería el nuevo alcalde con el apoyo de los de Ismael. Convenido era que Ismael mismo tendría que dimitir como concejal. Desde luego hay protestas. Para nuestro asombro vimos en la televisión de Ponferrada unos miembros jóvenes del PP declarar que Ismael solamente quería tener más poder político para que sus empresas puedan aprovecharse del mundial del ciclismo que habrá en 2014 en Ponferrada. También decían que era ridículo que el nuevo alcalde dependía del apoyo de un acosador condenado. Tenían razón estos jóvenes, desde luego, pero olvidaron decir que era el PP el que siempre defendía a Ismael, tanto su clientelismo como durante el proceso.
También en las filas del PSOE había protestas, sobre todo de los miembros femeninos  que odian al Ismael. Se firma una petición; circulan mensajes por twitter.

El viernes pasado el cambio de poder tuvo lugar. Si se trataba de salir en la publicidad la sincronización era perfecta: el 8 de marzo era el día internacional de la mujer. En el pleno del ayuntamiento había una votación sobre el cambio del alcalde en la cual Ismael participaba. El sábado después dimitiría como concejal. Esto era para la cúpula del PSOE el motivo de probar parar todo el ejercicio. Ellos sentían la presión de la prensa y los miembros críticos. Rubalcaba opinó que el nuevo alcalde inmediatamente tendría que dimitir. Samuel Folgueral y sus siete otros concejales se negaban. El PSOE amenazó con expulsión del partido. Los concejales y alcalde insistían y salían del partido.

Y así tenemos una situación única en Ponferrada. Hay un alcalde y siete concejales sin partido. Además, este alcalde tiene el apoyo de un partido alrededor de una persona, Ismael, pero él mismo no estará en la corporación. El PP va a ser un grande partido de oposición utilizando argumentos y vocabulario que deberían salir de las bocas de los socialistas. Rubalcaba, mientras tanto, mantiene que no sabía de los pormenores de toda la operación. Una mentira, me parece, y como es sabido, políticos que mienten deben dimitir.

Lo que falta por completo en este triste relato es una motivación política. ¿Por qué el nuevo alcalde quería ser alcalde? ¿Con que programa puede legitimar su compromiso con un exalcalde condenado por acoso y famoso por su clientelismo? Quizás nunca lo sabremos. Pero una cosa es segura: no le hemos podido pillar con ideas concretas sobre cómo salir de la crisis o incrementar la justicia social.

Pero quién sabe, quizás esta comedia triste tendrá un fin feliz. Quizás una vez en los libros de historia se escribirá que en Ponferrada en marzo 2013 empezó la segunda transición de España. Era en Ponferrada donde unos miembros jóvenes del PP empezaron un discurso contra el clientelismo, corrupción y enchufismo e iniciaron un movimiento para limpiar las filas de su partido. Era por los acontecimientos en Ponferrada en marzo 2013 que toda la cúpula del PSOE tenía que dimitir para ser substituidos por miembros críticos que no querían tener las manos sucias. Desde marzo de 2013 la población estaba tan harta de manipulaciones sucias que nunca más votarían partidos con corruptos, políticos mentirosos o caciques machistas en sus filas. Y todos vivían felices para siempre.

El nuevo alcalde está instalado

domingo, 24 de febrero de 2013

Todos somos gente


El humor es un método probado de digerir noticias malas. En estos tiempos revueltos circula en internet una abundancia de películas y fotos con subtítulos humorísticos sobre la crisis y los casos de corrupción. Una de mis favoritas es una foto del aterrizaje en Marte con el texto: Marte – aeropuerto de Castellón 1 – 0. Pero hace poco recibí por email una película que me escandalizó un poco, lo que no ocurre fácilmente. Se  trata de una parodia de los señores Rajoy y Montoro que vemos en un balcón gritando al pueblo que redistribuyen el dinero muy eficazmente por robarlo de los pobres y darlo a los ricos y corruptos. No está mal. Ya casi termina la película cuando Rajoy apunta a la distancia y dice algo como: ‘Y allí viene Eurovegas’ después de lo cual el pueblo canta y baila: ‘¡Señor judío, le recibimos con alegría!’ (La peli se puede ver AQUI)

¿Por qué me escandalizó esta canción? En mi opinión se puede bromear con casi todo y sobre todo con personas que se toman demasiado en serio a si mismas. En esta categoría también caen los creyentes, los nacionalistas o gente de cualquier otra convicción. Es que yo no sabía que este Adelson, el hombre detrás de Eurovegas, era judío. Entonces, ver a un grupo de personas cantar sobre un judío en un programa satírico sobre la corrupción en España (dónde casi no hay judíos) era para mí una sorpresa. Y aunque hubiera sabido que Adelson era judío,  tampoco me habría gustado mucho la canción. Un texto como ‘Bienvenido americano’ quizás pasaría inadvertido a mi atención. Pero si Adelson fuera un negro, tampoco me hubiera gustado una canción como ‘bienvenido negro.’ Y algo como: ‘bienvenido homosexual’ tampoco. La raza, religión o preferencia sexual de Adelson no me parece de importancia en este asunto. Vincular judíos a un negocio sucio es un prejuicio que ya oí ventilar demasiadas veces en mi vida.

Puede ser que acerca del tema del antisemitismo soy hipersensible. En la juventud de mis padres los nazis deportaban y asesinaron a más que 100.000 de judíos de Holanda. Esto generaba en Holanda y tantos otros países una vergüenza y un sentido de culpabilidad.  Aquí en España la memoria de la segunda guerra mundial vive mucho menos, porque España era oficialmente neutral. Las persecuciones de judíos en España por la inquisición ya pertenecen a un tiempo tan remoto que hoy día no generan sentimientos de vergüenza o remordimiento.  Por eso aquí se habla tranquilamente de ‘matar a un judío’ cuando se toma una limonada durante la semana santa, lo que para un guiri holandés es algo increíble. También es en España donde encontré por la primera vez en mi vida a personas que en serio negaban el holocausto. Vale, por suerte, estas ideas también aquí son muy excepcionales.  Otra cosa que me extrañaba bastante era que en el Diario de León llamaban a un soldado que estaba con la División Azul en Rusia un ‘héroe de guerra’. Había también bastantes voluntarios holandeses en el frente del este combatiendo al lado de los alemanes, pero nunca llamaríamos a aquellas personas ‘héroes de guerra’ sino más bien traidores, fascistas o  simplemente holandeses falsos. (El artículo se puede leer AQUI)

Lo sorprendente es que los sentimientos de antisemitismo en España no solamente se pueden encontrar en las filas de la extrema derecha, donde tienen su ámbito natural, sino también entre gente que pretenden ser de la izquierda. En este caso la solidaridad con los palestinos llega a confundir el estado Israel (o los lobbies pro-israelí en los EEUU) con los judíos en general. Así hacen el mismo error que los sionistas que ven en cualquier crítica a Israel una forma de antisemitismo.  

Una vez un español me pregunto: ‘¿Y qué opinas tú de los judíos?’ Respondí un poco confuso: ‘¿Los judíos? ¿Todos? Ahora ya vivo en España desde más hace tres años, y ni siquiera tengo una opinión sobre todos los españoles.’