sábado, 24 de diciembre de 2011

Mi vieja bicicleta

 Hoy pasó algo extraordinario. Ponía mi vieja bicicleta en frente del supermercado Albert Heijn en Osdorp (un barrio en el oeste de Ámsterdam). Después hacía compras. Vinos para la cena de Navidad con mi familia en Holanda. Y cosas para llevar a España: boerenkool (un col de invierno  que no hay en España), rookworst (salchicha ahumada), stroopwafels (galletas grandes muy ricas). Si, les voy a dar un banquete allí. Con mi bolsa de compras llena salí hacia afuera, colgué la bolsa en el manillar de mi bici y busqué mi llave en mis bolsillos. No la tenía. De pronto estaba seguro de haber olvidado mi llave en la cerradura. Y alguien me lo cerró. Algún pillo, seguramente. Después pasó lo extraordinario. No me enfadé. Ni siquiera estaba decepcionado. Tomé la bolsa de compras y andaba tranquilamente por la orilla del lago a la casa de mi tío. Esta notable resignación a pesar de tanta mala suerte tenía una razón: mi bicicleta es del pasado. Casi inutilizable. Desgastada. Corroída. Hacia ruidos preocupantes. Solamente la utilizaba para hacer unas compras por poder colgar una bolsa en el manillar.

Andando por la orilla del lago ya empezaba a echar de menos a mi vieja bici, aunque sólo fuera por el peso de la bolsa en mi mano. Recuerdos surgían. ¿Cuando la compré? Ni idea. Hace mucho. En esta tienda en la Calle de Haarlem. Una bicicleta nueva. Por primera vez en mi vida. Antes siempre las tenía de secunda mano o las que me construía de los restos de las viejas bicicletas que encontraba en la calle. Por estar siempre afuera mis bicis sufrían por la lluvia y a veces por un robo. A pesar de esto lo probé con esta nueva. Con tres cerraduras: dos grandes cadenas y un pequeño integrado en la bici.

Era la mejor bicicleta hasta aquel momento. Hacía largos recorridos, solamente por placer. En la primavera a las praderas al norte de Ámsterdam para ver las avefrías y las agujas collinegras, en el verano a las dunas y el mar y en septiembre a los brezales en el este cuando se visten de flores moradas. Los sábados mi bici me llevaba a los terrenos de futbol en los alrededores de Ámsterdam. También me llevaba al trabajo con excepción de los lunes cuando trabajaba en Rotterdam a unos cien kilómetros. Demasiado lejos para mi bici. Un lunes oía por la mañana en la radio que habría un viento fuerte viniendo del sur. Tan feliz como un niño llevaba mi bici en el tren, daba mis clases rápidamente y volví viento en popa, a toda vela. Maravilloso.

Por el uso intensivo noté lentamente el deterioro. La bici perdió velocidad y se volvía más y más en una vieja bicicleta de la ciudad como tantas hay. Cuando  se rompió la llave de una de las cerraduras, no hacía falta comprar una nueva: dos cerraduras eran suficientes. Disminuyeron las distancias que cubría. Una reparación urgente a la rueda de la cadena hacía mi bici definitivamente más lenta. El día de la mudanza a Ponferrada mi bici llevó las últimas piezas del hogar en dos bolsas al manillar y una maleta detrás al trastero de mi tío en Osdorp.

Así, lleno de recuerdos, llegué en la casa de mi tío ya seguro que no podía dejar mi vieja compañera allí tan sola y triste en frente del supermercado. Volví y la llevé a un taller de bicicletas. Allí aserraron la cerradura. La bici ahora está otra vez en el trastero, esperando fielmente hasta su dueño la vuelve a visitar.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Elegir


El 20 de noviembre, cuando había las elecciones en España, estaba en Holanda para trabajar. Como remigrante temporal, se puede decir. No perdí mucho, creo. Como extranjero no tengo derecho de votar en España. Además, no tenía ni idea a qué partido votar. Ya era seguro que el PSOE iba a perder. La sola cuestión era si el PP obtendría la mayoría absoluta. Pues, lo logró. Para un guiri es difícil de entender porque tantos votantes son tan masoquistas de votar completamente voluntariamente a un partido que está mezclado en tantos casos de corrupción como el PP. Será que los españoles se han vuelto cínicos: no importa a quien votamos, la corrupción siempre te sale gratis. Aunque, ¿gratis? En mi opinión el conglomerado de políticos corruptos,  oscuros empresarios y las cajas de ahorros en manos de los mismos políticos es una de las causas de la implosión de la economía de España

Estaba todavía en España cuando hubo el debate entre Rajoy y Rubalcaba en la televisión. Hablaban de muchas cosas: la política dudosa del PSOE antes y durante la crisis, la falta del programa del PP, pero las palabras corrupción y enchufismo no las utilizaron ni una sola vez. Tenían sus razones. Porque si hubieran acusados el uno al otro a todos los casos de corrupción en que los partidos están mezclados, el público podría pensar: estos dos tíos tienen razón, no voy a dar mi voto a ellos. Pero en España no cada voto tiene el mismo peso. Hay un sistema de distritos de lo cual se benefician, además de los partidos regionales como el PNV, CiU y el Amaiur, los dos grandes partidos nacionales. Por esto, mucha gente vota, aunque sin muchas ganas, al mal menor entre los dos.

Así es como que la hegemonía de los dos se mantiene. Y siguen distribuyendo los puestos de trabajo a los amigos del partido. En España hasta los jueces están vinculados a uno de los dos partidos grandes. Hace poco estábamos comiendo en un parador en la sierra de Gredos, cuando me contaban que los paradores son una empresa del estado y que el directivo de los paradores es un amigo de Zapatero. Casi perdí el apetito oyendo esto.

¿Pero funciona en Holanda la democracia mejor? Hay muchos partidos en el parlamento con muy diferentes ideas: izquierda, derecha, conservadora, progresista, abierto al mundo, proteccionista. Este menú amplio es una ventaja. Llegar a una coalición puede durar mucho tiempo en Holanda. Se necesita al menos tres partidos. Una desventaja, quizás. Hay partidos un poco extraño. El partido de los animales, por ejemplo. O el populista Partido de la Libertad, que entre otras cosas, quiere introducir un impuesto especial a los velos de las mujeres musulmanas y prohibir a estas mujeres de viajar con transporte público con velo. No es nada más que fastidiar a un cierto grupo minoritario, me parece a mí. Y en este momento el Partido de la Libertad es uno de los grandes partidos en Holanda. El gobierno minoritario de este momento depende de su apoyo. Es absolutamente una vergüenza. Casi razón suficiente para cambiar de nacionalidad.

Entonces, tengo una propuesta. Si uno de los grandes partidos en España viene con un programa reformista de veras: una reforma del sistema de votar para que cada voto valga el mismo, una separación completa de justicia de la política y una tolerancia cero a corrupción, clientelismo y enchufismo, yo prometo pedir la nacionalidad española para poder votar este partido. ¿Qué? ¿Hacemos un trato?

lunes, 21 de noviembre de 2011

Carbón


Es un día otoñal en Ponferrada. Ando al lado del río Sil hacia el Museo Nacional de la Energía. Los últimos meses he visto como este edificio descuidado con todas las ventanas rotas se transformaba en un museo moderno.  La organización que gestiona el museo, la CIUDEN  (La Ciudad de la Energía), también desarrolla e investiga maneras de generar energía de una manera sostenible, de las cuales la captura y almacenamiento de co2 es la más importante. Este proyecto costoso del Gobierno Zapatero no era sin controversias. Por ejemplo, todos los puestos importantes fueron dados a miembros del PSOE. El enchufismo es una enfermedad en España. 

Hoy se organiza un filandón en el museo. El filandón es una tradición vieja de los pueblos de León. Después de la cena la gente se reunía alrededor de un fuego para contar relatos. Hoy se hablará sobre la minería de carbón. Es un asunto que me interesa mucho, porque confluyen muchos temas que suelo explicar a mis estudiantes en mis clases de economía: empleo, crecimiento económico, desarrollo local, globalización, el medio ambiente, el cambio del clima, las consecuencias de subsidios a empresas.

Probablemente soy el único en todo el Bierzo que está en contra de los subsidios a las empresas productoras del carbón. Seguramente, con subsidios se puede mantener el sector del carbón vivo. Pero con subsidios se puede mantener vivo hasta una empresa que lleva agua al mar.* Las empresas del carbón en El Bierzo son adictas a los subsidios, por lo cual no hacen el esfuerzo de competir con innovación e inversiones. Hace dos años, cuando Europa querría poner freno a los subsidios, las empresas reaccionaron con dejar de pagar los sueldos de los mineros.  Seguidamente hubo  manifestaciones. Los mineros bloqueaban las autopistas y los trenes. ´Los empresarios utilizan los obreros como fuerzas de choque para asegurar sus beneficios,´ era entonces mi conclusión amarga cuando estaba en un autobús que iba con retraso.

Cuando entro en la sala del museo, veo que han puesto sillas en un círculo alrededor de un fuego artificial eléctrico. Todo esto para crear el ambiente de un filandón. En las sillas están sentados sobre todo viejos hombres, algunos acompañados por sus esposas. Una presentadora elocuente toma la palabra y pregunta a los hombres, todos  mineros feroces,  que tal fue la vida en las minas. Un momento estoy decepcionado. No habrá una discusión sobre los pros y contras de la explotación del carbón, como había esperado. Pero cuando los hombres uno por uno empiezan a relatar, crece mi interés. Cuentan sobre el trabajo duro, la oscuridad, el peligro de sofocarse, la pobreza, la explotación por los empresarios, la solidaridad cuando había huelgas. Un minero dice que tiene miedo que no haya futuro para las minas y que tenemos que defender esta posibilidad de empleo para los hijos. Me extraño lo que dice. El trabajo en las minas no es nada agradable, me parece. Y dudo que haya mucho futuro en el carbón. Pero no expreso esta opinión de un guiri. Miro  las llamas eléctricas mientras escucho las voces sonoras de los mineros.


* Llevar agua al mar es una expresión holandesa para indicar una tarea inútil. Lo raro es que justamente Holanda es el único país donde llevar agua al mar es necesario porque está abajo del nivel del mar.

miércoles, 19 de octubre de 2011

De vuelta


Estoy de vuelta en Ponferrada después de haber trabajado casi siete semanas en Holanda. Todavía me siento un poco desconcertado, este lunes por la mañana. Oigo desde la calle gritos y petardos. Todavía hay la diaria manifestación de los empleados de una compañía. Porque no recibieron su sueldo. Ya desde hace meses. ¿Esto sería posible en Holanda? Allí llevarían la empresa a un juez, me parece. Miro hacia afuera por la ventana. Los Montes Aquilianos bañados por el sol. Hoy va a haber al menos 30 grados. ¡Y es octubre! Qué diferencia con los chubascos que azotan Holanda. Voy a aprovecharlo. Hacer compras y después a buscar una terraza para un cafetín y un periódico.

Hay tranquilidad en la calle. Por todos lados hay coches mal aparcados. En medio del paso de cebra, al lado izquierdo de un carril, hasta en la rotonda en frente de correos alguien ha puesto su coche. Ponferrada: el sueño mojado de un guardia de tráfico holandés. Voy a La Cuesta. Un pequeño bar donde me traen el café sin que tenga que pedirlo. Con un churro. Nada ha cambiado. Me siento a gusto. Después iré a comprar a la frutería. Y a cocinar para la comida amplia a las tres. Tendré que acostumbrarme otra vez al ritmo de las comidas de España.

Estamos estirados en el sofá. Vemos la novela, que oficialmente se llama Amar en tiempos revueltos. La serie de nunca acabar sobre los años cincuenta en Madrid. Con buenísimos actores. Tengo dificultad de seguir el relato. ¿Ya habrá empeorado mi castellano? O será por todos los nuevos personajes y desarrollos. Suena la melodía que marca el final de este episodio. ´¡Vamos a pasear!´ propone Ana. Descendemos por la escalera. El portal está lleno de periódicos publicitarios de todos los supermercados que hay. En España no existen las pegatinas de ¡NO! que puedes poner en tu buzón para parar la avalancha de publicidad.

Paseamos al lado del río Sil enfrente de nuestra casa. Unas personas mayores están trabajando en sus huertas. Llamamos a una señora. ´¿Usted sabe si es posible alquilar un trocito de terreno aquí?´ Nos envía a un cobertizo. ´Tenéis que preguntar a Maruja.´ Nos paramos en la entrada del cobertizo oscuro. Una vieja mujer con la ropa sucia está sentada sobre un taburete en medio de una montaña de pimientos rojos que está limpiando de simiente y tallo. ´La próxima semana los voy a asar y conservar,´ explica. Le contamos que queremos también un trocito de tierra. ´¿Un trocito de terreno?´, dice, ´hoy día la gente no sabe lo que es trabajar en el campo; en mi juventud era diferente; y ahora hay tanto desempleo, ¿pero hay alguien que viene a ayudarme?, ¡nadie!, ni siquiera saben cuánto veneno hay que poner para matar los bichos, lo dejan todo caer en abandono y …..´

Mientras continua su lamentación me doy cuenta de que se ha desinflado una ilusión mía. Tantas veces les expliqué orgullosamente a mis compatriotas que en el mercado de Ponferrada la vieja gente de la región vende las verduras ecológicas sin llamarlas ecológicas.  Pero ahora oigo que ponen veneno sin entender mucho de la materia. La próxima vez lavaré la verdura extra. Oigo que Ana se despide de la señora. Salimos del cobertizo oscuro.  La puesta del sol pinta el cielo de rojo. Un ruiseñor bastardo silba en un árbol al lado del río. Reina una tranquilidad benéfica.

miércoles, 5 de octubre de 2011

¡Al trabajo!


Es una mañana gris en Rotterdam. Estoy explicando a un grupo de estudiantes la teoría de los rendimientos marginales decrecientes. ´¿Entendéis? Entonces, cuanto más se produce más eficaz se puede hacer, hasta un cierto punto en que más producción va a ser menos eficaz.´ Con mis manos estoy imitando la ondulada curva que tengo proyectada en la pared detrás de mí. Los estudiantes me miran cansados. No parecen estar muy interesados en la teoría de los rendimientos marginales decrecientes. ¡Mientras es tan importante para los costes marginales! ¡Increíble! Aparentemente tuvieron un fin de semana duro. Porque salir lo hacen bastante estos estudiantes. No les falta dinero. Casi todos tienen algún trabajo temporal. Casi no les sobra tiempo para estudiar, es la queja general de los docentes. Un estudiante levanta su mano. Muy bien, una pregunta. ´¿Usted vive en España, no? ¿Es verdad que la crisis es tan grave allí?´ No era exactamente lo que estuve explicando. Obviamente un intento de distraerme de este asunto tan tenaz. Pero bien, una muestra de interés debe ser premiada.

´El desempleo en España es muy alto,´ explico. ‘Hasta el 20%, y desde luego, también se nota en la ciudad donde vivo: Ponferrada. Por ejemplo, cada día hay una manifestación en nuestra calle de los empleados de una empresa, porque ya desde hace meses no recibieron sueldo. Y tampoco reciben un subsidio de desempleo porque no los han despedido. Se nota que hay más mendigos que antes. Y otro tipo de mendigos. De vez en cuando parecen personas que podrían haber trabajado en una oficina.´

´¿Y por qué España tiene tanto desempleo?´ pregunta el mismo estudiante. Los otros ya no escuchan más. Empiezan a hablar entre ellos. Explico que en España, por la tasa de interés tan baja, el sector de construcción creció demasiado, hasta el momento que la burbuja inmobiliaria explotó, lo que aniquiló mucho empleo y capital. Ahora también el estudiante de las preguntas no tiene más interés. Seguramente esperaba una respuesta un poco más jugosa como: A los españoles les gustan más la paella, la siesta y la sangría que trabajar. Porque de esta manera se oye hablar sobre el sur de Europa en Holanda. Sobre todo a los populistas. Estos ya han cambiado los musulmanes por los grecos para dar la culpa de la crisis. Perezosos, poco fiables y corruptos, los llaman. ¿Pero Holanda es tanto mejor? ¿No puede ser que la próxima vez le toca a Holanda ser el país que está en problemas? Quizás en un futuro no muy lejano tendré que explicar: ‘Pues, en Holanda había demasiada gente con una jubilación anticipada. La educación estaba descuidada. Además, existía un amplio circuito de dinero negro del narcotráfico, lo que tenía un efecto paralizante sobre la economía. Y Holanda, tan dependiente del comercio internacional, más y más se cerraba a otros países y culturas.´

Ahora todos los estudiantes están hablando entre ellos. La economía de España no es un requisito en el examen. Les pido atención. Después muestro un nuevo gráfico y digo: ‘¡Mirad! Esto es el resultado de la teoría de los rendimientos marginales decrecientes sobre las curvas de los costes. ¿Quién de vosotros puede explicarme cual será el precio en que este monopolista tiene su beneficio máximo? Silenciosos los estudiantes me miran.


jueves, 15 de septiembre de 2011

Difícil de conseguir

Buscando trabajo siempre he seguido una estrategia que en inglés se llama tan bonito: playing hard to get (simulando ser difícil de conseguir). Gracias a esta estrategia llegué, después de muchas vueltas con puestos temporales en oficinas, guía de bicicleta, profesor de economía, a ser un estimado amo de casa en Ponferrada. Cuando, hace más de dos años ya, vine a vivir a El Bierzo, pensé que no tardaría mucho hasta encontrar trabajo. Desde luego, ya había crisis. Y justamente España tenía el paro más alto de Europa. Por cierto, en estas circunstancias no se puede imaginar algo más útil que un profesor de economía que pueda explicar en inglés con acento holandés la teoría de los rendimientos marginales decreciendo.

Resultó ser más difícil de lo que pensaba. Por ejemplo, en Ponferrada no hay ninguna agencia de trabajo temporal, mientras en Holanda son casi características para la escena callejera. Compré El País del domingo para leer los anuncios de trabajo. Al fin y al cabo la mayoría de mis puestos de trabajo en la educación en Holanda los había encontrado en los periódicos. Solamente había algunos anuncios para empleo como manager en grandes empresas cerca de Madrid. De alguna manera tuve la impresión que mi larga experiencia como team manager de un equipo de fútbol que juega en la 5ª división de la liga de las reservas de la región Amsterdam no sería considerada como relevante. Compré El Diario de León para buscar trabajo más cerca de casa. Sobre todo anuncios para limpiadores, cuidadores de gente mayor, o chapuceros. Nada para alguien con dos ´manos izquierdas´, como se dice en Holanda.

Envié las primeras solicitudes. Escribí a escuelas, bodegas, hostales y a otras empresas que pudieran necesitar alguien con conocimiento de idiomas. Me extrañó que casi nunca me respondieran. Ni siquiera un mensaje estándar, como: Apreciamos mucho el interés que mostraba por nuestra compañía, pero lamentablemente en este momento no necesitamos a nadie con su perfil. Cuando pregunté a Ana porque no había respuestas, contestó: ´No vale solamente enviar un email; así no funcionan las cosas aquí, tienes que llamar, ir allí, presentarte, hacer amigos.´ ´Pero mi estrategia es playing hard to get,´ respondí rezongando. ´¡Por favor, no digas tonterías!´

¿Cuándo empezó a crecer este idea de una propia empresa? No lo sé. El Bierzo es una región hermosa con naturaleza pura y muchos monumentos culturales. Y casi virginal. Allí debía haber posibilidades. Para alguien sin trabajo invertir tiempo es gratis. Empecé pensando en una ruta de varios días. Desde Ponferrada. Hacia la montaña siguiendo caminitos al lado de arroyos. Dormir en casas rurales en pueblos remotos. Debe haber un mercado para esto, ¿verdad? Por vía del Consejo Comarcal del Bierzo seguí un curso: cómo escribir un plan de empresa. Allí hablamos de cosas como marketing mix y marketing estrategia. Que tienes que dar énfasis al propio carácter de la empresa. Que es altamente recomendable utilizar los nuevos medios. Facebook, twitter, youtube, blogs. ¿Blogs? ¡Qué suerte! Entonces. Si hay lectores que quieren hacer una ruta en esta región maravillosa y casi desconocida, vale, puedo ver si todavía hay sitio en la montaña, aquí. Pero no todos al mismo tiempo, ¿vale? Tenemos que cuidar el carácter propio del Bierzo.

miércoles, 22 de junio de 2011

Avería

Emigrar significa empezar a contar de nuevo. El primer libro de la biblioteca de Ponferrada, la primera cena en un restaurante china, la primera garza real (en Holanda casi una plaga), la primera vez votar, por la primera vez al dentista, la primera vez que estás de veras escuchando una tertulia en la radio, la primera vez que comes botillo y piensas: ´no está mal´, la primera vez que puedes seguir una película argentina, el primer severo ataque de nostalgia, el primer sueño en castellano. El domingo pasado he dado un paso importante en el proceso hacia la integración total en la sociedad berciana. Tuve mi primer pinchazo.

Aquel mañana salí en dirección de Bembibre. Regularmente los domingos comemos en la casa de mis suegros. En El Bierzo esto significa que ya a las dos tienes que presentarte a la mesa. Si el tiempo lo permite voy con la bicicleta. La ruta es bella y en esta manera provoco un poco de hambre para la normalmente muy nutritiva comida. Dos pájaros de un tiro (o, como en Holanda decimos: dos mosquitos de un manotazo). Hay algunas subidas fuertes en la ruta. Sudar es inevitable. Por suerte mi amable mujer siempre está prepuesta de traerme ropa limpia en el coche.

El Bierzo es ideal para ir con el mountain bike. Si quieres puedes hacer rutas largas sin tocar el asfalto. Las carreteras pueden ser peligrosas. Los coches van muy rápidos y afuera de la población nunca hay carriles para bicis. A menuda la gente aquí me avisa por el comportamiento de los automovilistas. No tienen respeto para las bicis, dicen. Mi impresión es diferente. En general pasan en una amplia curva al ciclista.

Ocurrió cuando volvía a casa. Justamente había descubierto un atajo bonito, con muchas piedras sueltas, esto sí, y bastante pendiente, y bajé a la presa del río Sil. Allí reposaba un ratín y bebí las últimas gotas de agua tibia que restaban en mi botella. Con entusiasmo quería empezar la última subida cuando noté un movimiento raro en mi rueda detrás. ¿Qué es eso? Bajé y constaté: un pinchazo.

Por experiencia sé que nunca se debe empezar una ruta con bicicleta sin preparación. Bomba, desmontadores de neumáticos, goma, un neumático de reserva, todas estas cosas pertenecen al equipamiento estándar para mis recorridos de bici en Holanda. Pero en Holanda mi bici tenía un portaequipajes detrás para poner mis cosas. Aquí llevo todo en una mochilita empapada de sudor. Por suerte la tienda de deporte tenía un aerosol muy práctico. Stop and Go, prometía la etiqueta. Entonces, no necesitaría traer una bomba y equipamiento para reparar un pinchazo.

Allí estaba con mi bici sobre la presa. La vista era maravillosa. Pero en este momento eso no me interesaba en absoluto. Bajo el sol todavía brillante logré leer las pequeñas letras de las instrucciones del espray. Sacudir, conectar con la válvula y presionar el botón. Fácil. Las válvulas de mountain bikes echan aire cuando hay una presión. Esto ocurrió justamente al momento que la espuma salió del aerosol. El resultado era que mi rueda por detrás estaba cubierta de la espuma pegajosa y mi neumático todavía estaba plano. Esto significaba andar. Al menos una hora, estimé. En el calor. Por una carretera estrecha con bastante tráfico. Sin carril para bici o vía peatonal. A dos lados zarzales espinosos. Pero con unas vistas de veras maravillosas.

Por todo eso, el próximo día estaba en la calle reparando la bicicleta. Como había hecho tantas veces en Holanda. Qué fácil es cambiar una cámara de un mountain bike. La rueda puedes bajar con un sencillo clic. En Holanda ya quitar la protección de la cadena significaba blasfemar. Después tenía que soltar el freno de contrapedal, despegar las tensoras de la cadena y quitar la cadena. Mi bici siempre salía bastante averiada de mis reparaciones y después yacía la protección de la cadena hecha jirones en la basura. Y siempre debía pasar algún anciano crítico con un comentario como: ´Esto en mi juventud lo hacíamos muy diferente.´ Aquí en la calle, nada de eso. A lo más unas miradas sorprendidas. Mira, alguien está reparando su bicicleta. Debe ser un extranjero.

martes, 7 de junio de 2011

Fútbol y Política

Es sábado el 28 de mayo. Barcelona acaba de ganar la Copa de Europa. Era una fiesta de fútbol. Estoy en casa viendo la televisión. Todo el tiempo los comentaristas subrayan que Barcelona es un representante del fútbol de toda España. Y no solamente de Catalunya, quieren decir. Últimamente oí muchos aficionados de Madrid quejándose sobre los éxitos de Barcelona, sin ser capaces de disfrutar del fútbol más hermoso que nunca se ha visto. No, Barcelona siempre tiene los árbitros a su lado. La victoria de Barcelona sobre Real Madrid en la semifinal era un robo. Están copiando las opiniones de Mourinho.

No todo el mundo en El Bierzo está a favor de Real Madrid. Aquí al otro lado de la calle hay un café de Real Madrid, pero en el bar al lado los clientes llevan camisetas de Barcelona. He notado que mucha gente de la izquierda está a favor de Atlético. Me extraña. Atlético tenía como presidente una figura tan siniestra como Gil, un empresario y político completamente corrupto. Real Madrid sobre todo está asociado con el centralismo de España. Hay personas que vinculan Real Madrid con el Partido Popular.

Es verdad que hay una semejanza notable entre las teorías de comploto de Mourinho y las de cierto miembros del PP. Cuando políticos del PP están acusados de corrupción (lo que pasa bastante a menudo), ellos lo llaman manipulaciones del gobierno socialista del aparato judicial. Más extraño son las teorías de comploto alrededor del atentado en el Atocha en Madrid en 2004. El gobierno de Aznar querría culpabilizar a ETA (nadie sabe exactamente por qué), aunque todas las pruebas indicaban que era un atentado de musulmanes extremistas. Un error increíble que hacía que el PSOE ganaba las elecciones. Hasta ahora hay muchos miembros del PP que creen que toda la evidencia sobre el atentado es una manipulación de los socialistas. También he oído personas sostener que los socialistas mismos maquinaban el atentado para ganar las elecciones. Después de la muerte de Osama Bin Laden la reacción de Esperanza Aguirre era que Al Queda nunca ha reivindicado el atentado de Atocha. Lo decía riendo alusivamente. En España no es costumbre que periodistas después siguen preguntando: ´¿Qué es exactamente lo que quiere usted decir?´ Dejan a los políticos lanzar sus globos sonda. Cuando había el homenaje del equipo de Madrid por ganar la Copa del Rey, Aguirre y Mourinho parecían bastante a gusto juntos.

Pero se tiene que tener cuidado con comparaciones demasiadas fáciles entre fútbol y política. Recuerdo que antes de caer el muro los equipos del este de Europa siempre estaban descritos en términos como ´ciega obediencia´ y ´falta de creatividad´, muchas veces completamente injustamente. En los años setenta se atribuía los éxitos de los equipos holandeses con sus jugadores con pelo largo a la ´progresía y modernismo´ de Holanda. Pero teníamos como seleccionador a Rinus Michels, que tenía como credo el casi fascista: Fútbol es Guerra. En el equipo nacional holandés había jugadores que sin escrúpulos desajustaban el juego del otro equipo. Los partidos entre Holanda y Alemania siempre estaban vinculados (por los holandeses) a la segunda guerra mundial. El colmo fue en 1988 cuando Ronald Koeman, en un acto de resistencia por desgracia 43 años demasiado tarde, se limpió el culo con la camiseta que acababa de intercambiar con un adversario alemán. El éxito de Ajax en 1995 con todos sus jugadores de Surinam se atribuía a la fuerza de la sociedad multicultural. El estilo agresivo y defensivo del equipo holandés en el último mundial se atribuía a la estrechez de miras vinculado con el creciente populismo de la extrema derecha.

Mientras tanto, en la televisión empiezan las conferencias de la prensa. Veo como Guardiola responde una pregunta en catalán, lo que seguramente molesta a muchos españolas. Después hay la conferencia de Ferguson, el entrenador de Manchester. En inglés, lo que forma un gran problema para la televisión pública que quiere negar tanto como es posible lenguas extranjeras. José Reina, que es presente como comentarista por ser portero de Liverpool, tiene el susto de su vida cuando le preguntan de traducir en directo. Justamente puedo oír como Ferguson, un gentleman inglés, elogia el juego de Barcelona antes que Reina empieza su traducción improvisada. Los otros comentaristas no tienen la paciencia de escuchar y le hacen el trabajo imposible con comentarios innecesarios. Es un caos completo. Apago la televisión. Por el momento suficiente fútbol.

viernes, 27 de mayo de 2011

¡A las barricadas!


Participé en una manifestación. Aquí en Ponferrada. Y había motivo. Se trataba de la protección del medio ambiente. ¿Qué es el caso?
En el pueblo Toral de los Vados está una cementera llamada Cosmos. Esta fábrica ha obtenido del gobierno de Castilla y León un permiso de empezar una incineración de residuos. Al principio se trataba de quemar cualquier tipo de basura. Pero toda la atención en la prensa y protestas ya tenían su primer efecto. Cosmos oficialmente ha declarado que solamente quemará biomasa. No hay nadie que lo cree, esto es una lástima. Y además, por alguna razón neumáticos también están considerados de pertenecer a biomasa.

Toral de los Vados está situado al lado oeste del valle fértil en el centro del Bierzo. Es la región donde se cultivan las uvas de la variedad mencía para los vinos tan buenos del Bierzo. También otras especialidades del Bierzo, como las manzanas reneta, las peras conferencia, las cerezas y los pimientos provienen de este valle. En los montes alrededor crecen las famosas castañas. Todos estos productos de calidad sufrirían por la contaminación de la incineración. Por eso, el protesto no solamente venía de los civiles angustiados y de los grupos ecologistas sino también de empresarios influyentes de la agricultura local.

El sábado por la tarde nos reunimos en la Plaza de Lazúrtegui. Había mucha gente, allí alrededor de la fuente. Un público muy diverso. Familias con niños, gente mayor, ecologistas con barbas, guiris, en una palabra, el protesto tenía un apoyo amplio. Después de un discurso breve sonaban las inevitables gaitas y se ponía en marcha la manifestación. Había sol. El ambiente era festivo. Nadie gritaba eslóganes. Casi nunca me he sentido tan a gusto durante una manifestación.

La verdad es que no es mi actividad favorita, ir a manifestaciones. No me faltan opiniones claras, esto no es el problema. Por ejemplo, estoy muy a favor de una economía del mercado libre con un estado fuerte y democrático que interviene cuando el mecanismo del mercado llega a grandes concentraciones de poder, desigualdades en riqueza y oportunidad, o daño ambiental. Un socialdemócrata liberal, si usted quiere. Pero eso no es suficiente razón para gritar con los puños en el aire. En todo caso no aquí en la Europa occidental. Además, prueba gritar a la vez con un grupo de personas: ´´¡EXIGIMOS UNA ECONOMÍA DEL MERCADO LIBRE CON UN ESTADO FUERTE Y DEMOCRÁTICO QUE INTERVIENE DONDE EL MECANISMO DEL MERCADO LLEGA A DEMASIADO CONCENTRACIÓN DE PODER, DESIGUALDAD EN RIQUEZA Y OPORTUNIDAD O DAÑO AMBIENTAL!´ Será un caos.

¿Cuando era la última vez que fui a una manifestación? Debe haber sido en 2003. Contra la guerra en Iraq. En Holanda una manifestación siempre va acompañada con juegos de palabras en las pancartas. REAGAN, ESTÁS MAL DE LA CABEZA ATÓMICA, me recuerdo de hace mucho. Y también NO INVASIÓN SINO INVERSION. Aquí en Ponferrada nada de esto, por suerte. Seguramente en Holanda alguien hubiera escrito: MÁS BIEN CORZOS QUE COSMOS. Aquí leí NO INCINERACIÓN, POR UN BIERZO SOSTENIBLE y CONTAMINACIÓN NO.

Lo que si es igual a Holanda es que siempre hay grupos radicales que secuestran la manifestación. Durante la manifestación contra la invasión en Iraq me fastidiaban las personas que llevaban pancartas con HAMAS o un retrato de Che Guevara. Aquí en Ponferrada había dos personas que llevaban una enorme bandera roja con las letras AUTONOMÍA. Al principio pensé que era dos vascos que perdieron la ruta completamente, pero no, hablaban castellano entre ellos. Faltaba más información. ¿Querían independencia del Bierzo? ¿O quizás que León se separa de Castilla? ¿Que España sale de UE? ¿O que al fin la tierra sea un poco más independiente del sol? No lo sé.

La manifestación terminó al lado del castillo, lo que resultó en muchas fotos bonitas. Había algunos discursos de unos organizadores. A uno de ellos, un muy famoso viticultor berciano, se le fue un poco la olla cuando dijo que la gente en El Bierzo merecía pagar menos para la luz que otros españoles porque hay un central térmico en la región. Para mi sorpresa había bastante gente que le vitoreaban. Era el momento de dejar la multitud y buscar una mesita libre en una terraza en la Plaza de Encina. Manifestarse es, por desgracia, a veces necesario, pero da mucha sed.

viernes, 6 de mayo de 2011

En busca del abejaruco


Aquí más o menos debe haber sido. Bajo de mi mountain bike y quito mi casco para poder oír mejor. A la izquierda tengo una vista maravillosa sobre el valle del Bierzo. Más lejos puedo ver las montañas nebulosas que marcan la frontera con Galicia y Asturias. A la derecha una cuesta pendiente llena de roble joven. Oigo ruiseñores. Por ellos no estoy aquí. Oigo un petirrojo. Tampoco es exactamente lo que estoy buscando.

Ayer estuve aquí también. Un recorrido con bici al lado del pantano del río Sil y volviendo por estas colinas. Y de pronto lo oía. Un sonido de un gran grupo de pájaros, murmurando agradablemente entre ellos. Pero no veía nada. Me quedé escuchando un rato. Después volví rápidamente a casa, donde inmediatamente ponía el ordenador. Busqué y encontré. Mi teoría resultaba ser correcta. Abejarucos. ¡Abejarucos en El Bierzo!

Ver los pájaros. Una afición para la que no tengo mucho talento. Pero esto no me impedía nunca nada. Es por mi vista limitada. Prismáticos y gafas, una combinación infeliz. Por suerte, muchos pájaros hacen sonidos. Sobre todo estos malditos pequeños pajaritos cantores que se parecen tanto. ¿Pero cómo saber qué sonido pertenece a qué pajarito?
Al principio dependía de mi guía. Por ejemplo, en la descripción del abejaruco se puede leer: ´Sonido: tonos bajos, delicados, fácilmente reconocibles. Prup, prup´*. Esto no convence, ¿verdad? ¿Y cómo puede ser fácilmente reconocible si nunca has visto el animalito?
Un paso adelante era el descubrimiento de casetes con sonidos de pájaros. Una voz seca de una mujer anunciaba el pájaro: ´El reyezuelo.´ Después el pajarito se soltó a cantar: ´sidli-i-sidli-i-sidl-iu.´ Una vez, en mi fiesta de mi treinta cumpleaños, puse este casette, arrostrando las miradas de burla de mis amigos de fútbol. No sabían nada de esta afición mía. ´Ha salido del armario´, concluyó uno. ´O debemos decir de la jaula de pájaros´, añadió otro. Sus risas a carcajadas ahogaban las notas alargadas del zorzal común.

Emigrar significa acostumbrarse. Otra lengua, otra comida, otro horario, otros sonidos de pájaros. En mi barrio en Amsterdam, El Jordaan, me despertaba el rukuruku de las palomas torcaces en mi terraza, se oía por el día el sonido mecánico de los carboneros en los árboles en el jardín y el triste canto del mirlo anunciaba el crepúsculo. Aquí en Ponferrada canta un colirrojo tizón sobre la chimenea de la casa al otro lado de la calle y en los pinos se oye el nervioso canto de los verdecillos. Casi me ponía loco un sonido fuerte que se puede oír tanto en verano como en invierno al lado del río: ´tschi, tchewi, tchewetschewetchchechuewewe.´ No podía averiguar que pájaro era. Parecía un poco un ruiseñor indispuesto. Al fin encontré el sonido en internet. ¡El ruiseñor bastardo! Desde luego.

Mientras tanto, los abejarucos no se muestran. Me pongo mi casco en subo a la bici. Lentamente voy en dirección de Ponferrada. Mis pensamientos vuelven a mi infancia. Mi amigo Henny y yo estamos hojeando la guía de pájaros que me regaló mi tío cuando cumplí diez años. Qué si, era el petirrojo lo que hemos visto en el parque. Hojeamos más la guía. Vemos la ilustración de un abejaruco. ¡Qué bonito! Un pájaro de un sueño. Ojalá que una vez pudiéramos verlo.

* Las transcripciones de los sonidos de pájaros vienen de Aves de Europa de Capitool.

jueves, 14 de abril de 2011

Votar

´¿Inscribirse para votar? ¿Para las elecciones de mayo? No, para eso usted es demasiado tarde.´ ´Pero señora, he tenido contacto con el INE. Me enviaron un mail que decía que era posible inscribirse hasta hoy´ ´Vale, voy a preguntar.´ Poco después vuelve. ´¿Usted está seguro que está inscrito en Ponferrada?´ ´Que sí, tengo un número de identidad.´ Le muestro un papel verde en que se puede leer: ´España. Certificado de Ciudadano de la Unión´ Esto le convence. Me da un formulario. ´Tiene que rellenar este formulario y entregarlo con copias de su ID español y del pasaporte de su país.´ Relleno el complicado formulario. Después voy afuera.

La Plaza del Ayuntamiento está en pleno sol. Por todos lados están escolares. Ando hacia la librería en la Calle Ancha. Allí tienen una fotocopiadora. Una larga cola de escolares. ¿Por qué es la hora del recreo justamente en este momento? Al fin me toca a mí. ´Este papel una vez y esta página de mi pasaporte también una vez.´ La dependiente mueve la cabeza afirmativamente y empieza de copiar. Vuelvo al ayuntamiento. Los escolares en la plaza han desaparecido. La mujer detrás del mostrador indica con su dedo otro mostrador. ´Allí tiene que entregar todo.´ Por suerte no hay cola. La mujer detrás del otro mostrador recibe mis papeles. ´No estoy seguro si he rellenado todo bien,´ explico, ´era bastante complicado.´ ´Estoy seguro que todo está bien,´ dice sin mirar el formulario. Grapa los papeles y los pone en una cajita. ´Eso es todo,´ me dice con voz seca. La saludo y salgo. Todavía un tiempo maravilloso. Y podré votar. Espero.

En la esquina de la plaza me llama una terraza. Me siento y pido un café con leche. Lo sirven con una torrija. ¿Qué voy a votar el 22 de mayo? Sobran problemas en España. Un desempleo de 20%. El resultado del colapso de la burbuja inmobiliaria. También en Ponferrada construyeren muchísimo. Veíamos aparecer muchos barios nueves y nos preguntamos: ´¿Quién va a vivir allí?´ Pues, nadie. Pero la madre de muchos problemas económicos es la corrupción. ¿Sería una buena idea empezar una campaña en facebook?

¡No votes a los corruptos! ¡No votes el PP en Valencia, aunque seas de la derecha! ¡No votes el PSOE en Andalusía aunque seas de la izquierda! ¡El problema de corrupción está por encima de las contradicciones políticas! ¡Un corrupto no tiene convicción! ¡Un corrupto miente!

Quizás será el principio de un gran movimiento. Me imagino la plaza llena de una multitud de gente. Hay pancartas con: AFUERA CORRUPTOS. Y también: VIVA NUESTRO SUPERGUIRI. Subo las escaleras del ayuntamiento y doy un discurso apasionado. Después se oye vitoreos y la multitud aclama: ´¡Superguiri! ¡Superguiri!´ Después, el partido El Bierzo Holandés Ya desde luego ganará las elecciones. Seré alcalde. Puedo traer a mis amigos y familia de Holanda para ocupar puestos de trabajo en la administración. Dar proyectos públicos a empresas que me pagan un cierto corretaje. Un inmigrante tiene que adaptarse, ¿verdad? Si, esto sería bonito.

La campana del monasterio toca las doce. Me despierto de mis pensamientos. Ay, qué tarde ya. Pago el café y ando al Gadis. Allí siempre tienen pescado fresco.

martes, 5 de abril de 2011

Volver

Estrecho la mano de mi tío y digo: ´Jaap, muchas gracias por la hospitalidad; era muy agradable estar aquí otra vez.´ El mueve la cabeza afirmativamente, mientras dice: ´El placer era reciproco.´ Ando hacia el ascensor. Alzo mi maleta grande porque las ruedas hacen demasiado ruido en el ondulado suelo de la galería. Una vez afuera la pongo sobre el suelo y ando por el carril de bicicletas hacia la parada del autobús. Brilla un rayito de sol primaveral.

Allí está la calle donde el mes pasado hacía tantas veces las compras. Una variedad de tiendas. Hasta cuatro panaderías. Tres islámicas y una holandesa. ¿Cómo es posible que pueden sobrevivir con tanta competencia? Será que cada una tiene su propia clientela. La gente autóctona del barrio Osdorp compra su pan y dulces en la panadería holandesa. Cada sábado se formaba una cola hasta la calle. Yo solía ir a una panadería turca. Croissants y pan fresco que se pone rápidamente seco. Como el pan en España. Mi bolsa de comida para hoy contiene pan integral holandés con queso curado de Gouda.
En la misma calle hay tres supermercados turcos con la verdura y fruta presentada abundantemente en la calle y dentro una carnecería con algunos productos que reconocía del mercado de Ponferrada: rabo de ternera, cabeza de cordero, mollejas, hígado y riñones. No carne de cerdo, desde luego. Para comprar mi salchicha ahumada tenía que ir a una tienda holandesa.

Llega el autobús. Pago con una tarjeta chip del transporte público. Muy práctica. Vale en toda Holanda. En las sillas en frente de mí una vieja mujer holandesa habla animadamente con una velada chica musulmana. Están sonriendo y los ojos casi brillan de orgullo. Como si quieren decir: ´Mira, así también puede ser.´ Una conversación amable como un acto político. Es extraño que de pronto tantos holandeses estén en contra de la tolerancia y el relativismo cultural. Miedo hacia el mundo exterior. Miedo hacia los tiempos modernos. Parecen a los musulmanes ortodoxos que ellos mismos detestan tanto. En España no he notado mucho odio contra la religión islámica. ¿Por qué será? ¿Por los raíces árabes de España? ¿Por ser hace poco un país de emigrantes España misma? ¿O solamente porque todavía no hay un partido político que sabe movilizar el descontento?

El tren desde Estación Lelylaan a Schiphol solamente tarde diez minutos. Justamente suficiente tiempo para comer mi naranja. No la puedo llevar en el avión. También mi manzana tengo que comer ahora. Por la ventana veo la orilla de un lago. Una barrita de naturaleza en Holanda que está tan lleno. Ayer estuve allí con mi bicicleta. No vi ningún martín pescador. Pero si muchos hombres en busca de sexo anónimo. Cuando hablé ayer tarde con mi Tío Jaap sobre esto, él se mostraba como tantas otras veces muy tolerante. ´No molestan a nadie; que hagan lo que quieran.´ ´Vale, si no tiren los condones por todos lados,´ respondí. La naturaleza siempre la llevo en mi corazón. Después hablamos del medio ambiente, energía atómica y el cambio climático. Mi última conversación en holandés por ahora. ¡Que agradable es poder expresarse con precisión!

Lentamente el avión se mueve hacia la pista de despegue. ¿He aprovechado suficientemente mi visita a Holanda? Trabajé. Vi muchos amigos y familia. Toqué música. Hablé holandés. Comí arenques y choucrout. Jugué fútbol hasta que un dolor en mi pierna me paró. Y me faltaba tiempo. Como siempre. Y ahora a casita. Siento como el avión está acelerando. Se suelta de la tierra.

domingo, 6 de marzo de 2011

La cultura de la mentira sincera

Hace poco leí en El País un artículo sobre el ministro de asuntos exteriores de Alemania, Karl-Theodor zu Guttenberg, que en su tesis había plagiado. La siguiente frase atrajo mi atención:
´Un observador extranjero podría sorprenderse por la magnitud que ha alcanzado este escándalo.´
No tiene razón el corresponsal de El País. Un observador de Holanda nunca se sorprendería si un ministro tiene problemas por copiar textos desde internet para su tesis. Tengo la impresión que en España se valora una mentira muy diferente que en Holanda.

Quizás en Holanda se miente tanto como en España. Es difícil saberlo. Pero la actitud cuando se detecta una mentira es completamente diferente. Por ejemplo. En Holanda una política populista, llamada Rita Verdonk, negaba haber sido miembro de un partido de izquierda en su juventud. Una mentirita. En una entrevista en la televisión ella estaba confrontada con el asunto. Perdió su credibilidad y su partido casi desapareció. España es diferente. Aquí un político que miente no pierde credibilidad y no tiene que humillarse ante el público en la televisión. Aquí se miente tan abiertamente, que casi es una manera de decir la verdad. Aquí reina la cultura de la mentira sincera.

Se muestra eso en los casos de corrupción. En casi todos los países hay un cierto grado de corrupción. Pero en Holanda el corrupto se disfraza como honesto. Si el público descubre que un político es corrupto sería el final de su carrera. Aquí no se esconde nadie.
La foto abajo muestra lo que quiero decir.
Es Francisco Correa, el líder del Gürtel, a quién le gusta ser llamado Vito Corleone, como Marlon Brando en la película El Padrino.Desde luego, nunca se debe juzgar alguien por su apariencia, pero esto no parece un hombre que quiere ocultar sus mentiras. Tampoco tiene vergüenza el presidente de Valencia, Francisco Camps. Llamó al juez que tenía que juzgarle ´más que un amigo.´ Esto sería en Holanda políticamente un suicidio. El juez sería cambiado inmediatamente. Aquí el PP mantiene Camps como candidato y, peor todavía, los valencianos le van a votar.

Lo que falta en España es que los partidos políticos se limpian de los corruptos. Siempre defienden los suyos, normalmente con decir que el otro partido es más corrupto. Un debate en el parlamento sobre el tema corrupción se puede resumir con: ´¡Caso ERE!´ ´¡Caso Gürtel!´ ´¡¡No, Caso ERE!!´ ´¡¡¡No, Caso Gürtel!!!´ Así más o menos admiten ser culpables. Solamente dicen que el otro es peor. Casi nunca se enfadan con sus propios corruptos por destruir el buen nombre de su partido.

Otro ejemplo bonito es Gerardo Díaz Ferrán, el presidente del CEOE hasta el fin de 2010. Su empresa no iba muy bien, digamos. No pudo pagar sus deudas, había procesos y manifestaciones. Hasta aquí todo más o menos normal. Puede pasar en cualquier país. Pero lo muy extraño era que Díaz Ferrán mantenía su puesto como presidente de los empresarios. También después de haber dicho: ´Yo no hubiera elegido Air Comet para volar a ningún sitio´. ¡Qué manera de negar culpabilidad y decir la verdad! Es genial. Y nadie de los empresarios le dijo a él: ´Por favor, Gerardo, perdiste un poquitín tu credibilidad; quizás sería mejor para todos si te retirase.´

Hasta el noble futbol no escapa de la cultura de las mentiras sinceras. Esta foto apareció en el diario AS, que es en favor de Real Madrid.

Este análisis muestra claramente que Alvés estaba fuera del juego cuando recibió el balón. La siguiente es una foto de la revista Marca, hecha casi al mismo momento.

De pronto hay un defensor extra. No más parece fuera del juego. AS ´por error´ había quitado el defensor en el centro. Una mentira casi absurda. El día después había una rectificación, pero estoy seguro que nadie se enfadó con el culpable de esta manipulación. Al contrario. Quizás han dicho: ´Buen truco, chico, los catalanes también lo hubieran hecho.´

¿Por qué en España la cultura de la mentira es tan diferente que en Holanda? Hay gente que piensa que es por la religión. El dios protestante perdona menos que el dios católico. Si un católico ha pecado, bien, ningún problema, a confesar en la iglesia, o, si el pecado es grave, al peregrinaje a Santiago de Compostela que por suerte no está lejos. Yo mismo no creo que se deba buscar la causa en la religión. Es verdad, España e Italia (donde la mentira es aún más sagrada) son países católicos, pero también Grecia, que es ortodoxo, tiene la misma cultura. ¿Y qué pensar de las mentiras megalómanas de los (ex)dictadores del norte de África? La cultura de la mentira sincera parece ser un problema mediterráneo. ¿Será por la comida? La cocina mediterránea es estupenda y muy sana. ¿Pero puede ser que un efecto secundario es que se olvida un poco lo que es verdad y lo que es mentira? Y ya vivo aquí casi dos años. Ay, ¿tengo que preocuparme?

Aviso
Este artículo puede contener fallos por ser escrito bajo la influencia de aceite de oliva.

martes, 8 de febrero de 2011

Nombre y Significado

Hace mucho, durante uno de mis primeros viajes en tren por España, estaba por casualidad sentado en frente de una voluptuosa mujer. A pesar de mi poco conocimiento de castellano sabía empezar una conversación con ella. Nos presentamos. ‘Pilar’, dijo, mientras estrechaba mi mano. Asombrado la miré, no seguro si se trataba de una broma. ‘Pilar,’ repetí y quería continuar con: ‘Encantado. Me llamo Farol. Poste de Farol.’ Menos mal que todavía no era capaz de frases tan complicadas. Más tarde busqué en mi diccionario de bolsillo la palabra pilar. Que sí. Pilar significa pilar, como el pilar de una basílica. ¿Cómo se les ocurriría a unos padres llamar a su hija así?

En los años después encontré más nombres que me extrañaban. Sobre todo de mujeres. Los hombres se llaman Pedro, Carlos, Juan, Santiago o lo que sea. Nombres de reyes o figuras de la biblia. Vale, un amigo mío se llama Jesús. Un nombre imposible en un país protestante como Holanda. Y su esposa se llama Belén. Tardé mucho en entender que Belén significa la ciudad Betlehem. Cuando estamos en su casa y oigo por la noche algún sonido sospechoso de su habitación, no puedo evitar susurrar en la oreja de Ana: ‘Creo que Jesús ha vuelto a Belén otra vez.’

Muchas mujeres se llaman Ana. Si gritas en una calle de compras ‘¡Ana!’, casi la mitad de las mujeres te hace caso. Es un nombre muy bonito, desde luego. Hermoso en su sencillez y simetría. Pero también hay nombres como Concepción, Consuelo, Adoración y Socorro. (Este último no es un nombre muy frecuente; si gritas en una calle de compras ‘¡Socorro!’ casi nadie te hace caso). En Holanda la vida de mujeres con nombres así sería muy dura. Somos un pueblo burlón. Además, sin quererlo se pueden decir cosas con doble sentido. ‘Concepción, no llegas en un momento oportuno.’ Aquí en España nunca he percibido ni siquiera esbozar una sonrisa cuando alguien se presentaba como Concepción.

En El Bierzo muchas chicas se llaman Encina. Es un árbol. Y un árbol bonito. Majestuoso cuando crece en la dehesa, salvaje y torcido en el monte rocoso. Entonces, me gusta el nombre. También en Holanda hay nombres que se refieren a flores o animales, como Mirlo (Merel), Margarita (Margriet), Maya (Madeliefje) y, solamente en Ámsterdam, Cisne (Zwaan). El nombre Pino, que es muy común en las Canarias, ya me gusta menos. No es un árbol muy femenino, me parece a mí. Ahora sé de donde vienen estos nombres. De apariciones de María. En una encina, en un pino y sobre un pilar, lo que explica este nombre tan poco halagador. Quizás es típicamente holandés imaginar sitios donde María también pudiera haber aparecido. Sobre una chimenea, por ejemplo. ‘Hola Chimenea, ¿tienes fuego?’

En Holanda son sobre todo los apellidos que pueden extrañar. Hay apellidos como Naaktgeboren (nacido desnudo), Spring in ´t Veld (salta en la pradera) y De Kwaadsteniet (No el peor). Según una leyenda estos apellidos vienen de la ocupación de Napoleón, cuando los holandeses obligatoriamente tenían que elegir un apellido y eligieron nombres raros como un acto de resistencia. Pero relatos sobre actos de resistencia no siempre son confiables.

Para saber si los apellidos son más raros en Holanda que en España tomamos una muestra al azar. Los apellidos de los dos equipos de fútbol en la final de la copa del mundo. En el equipo de España había estos apellidos con significado: Del Bosque, Casillas, Ramos, Villa, Torres y Mata. Vale, no de veras para reír. En el equipo de Holanda había Van der Vaart (del canal), Sneijder (cortador), De Jong (el joven), Robben (lobos de mar), Kuijt (huevas de pescado), Schaars (escaso) y Braafheid (docilidad). Vale, quizás que los nombres Arjen Lobos de Mar, Dirk Huevas de Pescado, Edson Docilidad y Stijn Escaso saben provocar una sonrisa en los labios de las chicas Concepción, Consuelo, Pilar y Pino.

viernes, 14 de enero de 2011

La vida es una lotería

Estoy en un bar en Ponferrada. Café con leche, croissant, periódico. No puedo resistir mirar los pronósticos del tiempo en Holanda. Entre 1 y 7 grados. Lluvia. Esta noticia me tranquiliza. Los canales no estarán helados. No se puede patinar. No hace falta reservar ningún vuelo. Una vieja gitana entra en el bar para vender billetes de lotería. También viene hacia mí. Antes de que llegue a mi mesa empiezo a negar con la cabeza. Ella piensa tener en este guiri una presa fácil. ´Entonces, ¿te leo la mano?´, propone.

No me gustan las loterías. Siendo profesor de estadística consideraba que era mi tarea educativa enseñar a mis estudiantes la baja probabilidad de ganar el premio. Desde luego hay loterías que contribuyen a proyectos sociales. También en Holanda. Por ejemplo De Postcodeloterij, en la que tu código postal es tú número de participación (en Holanda solamente un tramo de una calle tiene el mismo código). Pero sobre todo odiaba esta lotería. Porque de una manera casi sádica utiliza el fenómeno de que el bienestar de alguien no depende tanto de la riqueza absoluta sino más de la riqueza relativa. Me explico. Imagínate. Estás leyendo un buen libro en el sofá mientras en la radio suena tú música favorita. Estás completamente contento. Oyes un ruido en la calle. Miras por la ventana. Los vecinos están celebrando. Se descorchan botellas de champán. Tu código postal era el número premiado. Pero para ti nada. No compraste un billete. Gracias a este estúpido profesor de estadística tuyo. Tu satisfacción ha desaparecido.

En España las loterías son muy populares. Los quioscos de la ONCE son típicos en una calle española. Además hay los vendedores ambulantes, que andan por las calles o entran en los bares con los billetes prendidos al pecho como si fueran condecoraciones militares. Las loterías más populares en Navidad son El Gordo y El Niño. El sorteo se puede ver en directo en la televisión. Cuando los niños de San Ildefonso cantan los números premiados, las calles de España están desiertas. Estos días no existen wikileaks, la guerra en Afganistán o las tramas corruptas. En las noticias de la televisión se puede ver los números premiados, los ganadores vitoreando y el feliz vendedor de un número ganador. El próximo año venderá más billetes.

En mi opinión la popularidad de las loterías muestra que la ideología de la democracia social nunca aterrizó de veras en la mente del la gente. No se quiere una división más justa de la riqueza. No se quiere que los ricos paguen más para apoyar a los pobres. La gente está dispuesta a contribuir voluntariamente para ampliar la desigualdad. La gran mayoría paga. Solamente algunos dichosos ganan todo. Y no por esfuerzo, talento o perseverancia. Tampoco por herencia, trucos listos o criminalidad. No. Solamente por tener suerte. El alzar marca el destino. Y esto parece ser un alivio. Al fin oportunidades iguales.

Mientras tanto, oigo como la camarera ruega a la vendedora de décimos que salga del bar. Refunfuñando se mueve en la dirección de la puerta. Continúo leyendo el periódico. Ay, qué noticias. ¿En qué mundo estamos viviendo? Por un momento miro la palma de mi mano. ¿Cuál será la línea de la vida?

lunes, 3 de enero de 2011

Comer

De qué otra cosa puedo escribir estos días que sobre comer. Hoy es el 3 de enero de 2011. Últimamente hemos comido mucho. Comimos mucho en la cena de noche buena y después, desde luego, una casi más amplia comida en navidad mismo. Comimos muchísimo en la noche vieja y no menos amplia era la comida de año nuevo. Si, se come bien, aquí en El Bierzo, no solamente cuando hay fiestas.

En general, la calidad de la comida es aquí mejor que en Holanda. En Holanda la gente tiene miedo de huesos y espinas. Allí, la carne y pescado viene sobre todo en filetes desde el supermercado. Aquí la comida es sincera. Se muestran las cabezas y entrantes de los diversos animales que pueden formar parte del menú. Y la verdura también es de buena calidad, seguramente. Desde luego hay comestibles que echo de menos. Arenque, anguila, algunas verduras, leche fresca (véase mi clip en youtube: Nostalgia).

Lo que es muy diferente en Holanda es el ritmo de comer. Allí normalmente desayunamos bastante bien. Mejor que aquí, en mi opinión. Aquí se llama un desayuno unas galletas con café o con leche. En mediodía, a las doce o la una, comemos en Holanda unos sándwiches con queso, jamón o lo que sea. En Holanda solía llevar mi lunch a mi trabajo en una cajita de plástico. Comía en una media horita. Después de un lunch tan ligero era bastante fácil continuar el trabajo. Algo que es imposible después de la comida en España. Tengo la impresión que la baja productividad laboral en España, de que se habla tanto hoy día, se explica por las comidas demasiadas amplias. En Holanda, como en tantos países del norte, la cena es la comida más importante. Será entre las seis y las ocho.

Lentamente me he acostumbrado al ritmo español. Sobre todo en verano hay ventajas. Cuando hace mucho calor no se puede hacer otra cosa que cocinar, comer y dormir una siesta entre las dos y las cinco de la tarde. He aprendido a no comer demasiado durante la cena, que viene tan tarde, justamente antes de dormir. A veces cenamos en un restaurante. Está prohibido entrar en un restaurante antes de las diez. Solamente lo hacen los guiris. Vale, bien. Pero lo que nunca voy a entender es que los españoles, cuando salen de los restaurantes después de cenar tan tarde, siempre tienen que exclamar: ´¡Ayay, ya es noche! ¡Uy, qué tarde es!´ Siempre tengo que contenerme para no responder irónicamente: ´¡Oyé! Cuando empiezas a cenar a las diez y medio en un restaurante, me parece bastante lógica que terminas después de las doce.´

En invierno tengo más problemas con el ritmo español. Se pierde la luz. Aquí en El Bierzo la montaña es una maravilla. El domingo es ideal para hacer excursiones a pie, con mountainbike o ir a esquiar en Leitariegos. Pero el domingo también es para la comida. Justamente a la hora en la que la temperatura es más alta y hay luz del sol. Se quiebra el día. Es una lástima. Antes de la comida hay poco tiempo (si también quieres disfrutar de una mañana libre sin prisa) y después de la comida solamente queda una horita con luz. El ritmo español está basado en el verano. Quizás es africano. Viene de los moros. ¿Qué sé yo?

Tengo un propósito. Vamos a arreglar el ritmo de las comidas al nivel europeo. En verano todos los países de la unión van a comer como en España a las dos. Si, vosotros también, finlandeses. No excepciones para mantener la productividad laboral, por favor. Y en octubre, cuando ya todos estamos acostumbrados a cambiar el reloj, cambiaremos también el ritmo de las comidas. Unos sándwiches al mediodía, y una cena amplia a las siete de la tarde.

Esto es mi deseo para el nuevo año. Verosímilmente no se va a cumplir. Espero que los deseos de mis lectores tengan más éxito. ¡Un feliz 2011!