martes, 23 de marzo de 2010

Esquiar mal vestido en Leitariegos



Esquiar mal vestido en Leitariegos

¡Al fin! El domingo pasado he esquiado. No estaba lejos de aquí, vale, con coche, en Leitariegos. Es una estación invernal pequeña. Una pista verde, cuatro pistas azules y cinco rojas. Y ya puedo revelarlo. Me gustó muchísimo estar otra vez sobre los esquís. Las circunstancias eran ideales. Sol y nieve fresca.

Todo este invierno estaba mirando ansiosamente a los montes nevados alrededor de Ponferrada. De vez en cuando consulté en internet las páginas web de Leitariegos y San Isidro para averiguar cómo era la nieve en las estaciones invernales. Vale, muy buena, este año. Había tanta nieve que los accesos de las estaciones eran difíciles. Se requería cadenas. En los webcams se podía ver que la vista no era óptima. Nevadas y nieblas. Algunas veces teníamos que cancelar nuestros planes para una excursión a la montaña por las circunstancias atmosféricas.

Mientras tanto, yo ya estaba completamente listo para la aventura. Esquiar requiere una preparación muy detenida. Siempre tengo la ambición de ser el peor vestido esquiador de la pista. Quizás suena un poco adolescente, pero en mi opinión es importante que haya un contrapunto contra la vanidad que se apodera del mundo de deporte. Más y más los deportes degeneran a deportes de cositas. Ropa especial para ir con mountain bike, desde luego un traje completamente diferente para hacer jogging, un equipo ultra ligero para hacer montañismo y que no olvides comprar un polo por si acaso vas con un barco de vela una vez. Hasta el noble fútbol no escapa de esta tendencia. Botas blancas, espinilleras de diseño, y tantas cosas peores. Los miembros de mi equipo de fútbol, TABA 4, siempre teníamos una alegría profunda cuando ganamos de un equipo adversario que había empezado el calentamiento con chándales muy pijos. Vale, la verdad es que normalmente perdimos contra esos equipos. Bueno, también en estos casos nos podía consolar que la derrota habría sido mucho más amarga si hubiéramos llevado un traje pijo.

Para toda la gente que durante el shopping buscan lo barato y lo feo, hay en Ponferrada dos posibilidades para sus compras. Los gitanos en el mercado y las tiendas chinas.
El mercado hay cada sábado y miércoles. La verdura y la fruta son de una cualidad excelente. La ropa es sobre todo barata. Compré mis guantes de esquiar por diez euros. La verdad es que no eran nada mal. De otro gitano compré una cazadora negra de cuero de mentira. También diez euros. Para el pantalón de esquiar me dirigí a una tienda china. Es un fenómeno raro, las tiendas chinas en España. Son increíblemente baratas, venden todo lo que se puede imaginar, y muchas veces están establecidas en edificios grandes en las calles más importantes. Esto hace que la gente llegue a especulaciones sobre cómo este es posible. ¿Se trata de blanquear dinero negro de tráfico de drogas? ¿O se trata de una explotación despiadada de los inmigrantes ilegales? En todo caso, encontré en una tienda china un pantalón de esquiar de quince euros.

Contento fui a casa para ponerme en mi nuevo equipo en frente del espejo. Tenía buena pinta, la verdad. Porque el pantalón se caía un poco parecía a un scater. Un scater bastante maduro, mejor dicho. Lentamente el pantalón se caía más y empecé a darme cuenta que faltaba una cosa más. Tirantes. ¿Dónde comprarles? Después de mucho buscar encontré una mercería de ´toda la vida´: Casa Brindis. Allí podía elegir entre tirantes de color negro y tirantes de rayas amarillas y rojas. Decidí por los últimos por los colores alegres. Un error. Rojo y amarillo son los colores de la bandera de España. Tales tirantes llevan ciertos aficionados de la derecha nacionalista española. Además, la chaqueta negra tampoco era una elección afortunada. El material negro de la cazadora atraía calor. Y el sol brillaba exuberante, el domingo pasado. La gente hacía picnic en la nieve. Solté mi chaqueta. Los tirantes quedaban debajo de mi jersey. Y de veras, he estupendamente esquiado mal vestido en Leitariegos.

Roland