martes, 22 de diciembre de 2009

Sobre ONO y Nono

Tenemos desde hace unas semanas una conexión con internet, teléfono y televisión con la compañía ONO. El empleado de ONO, un joven chico de unos 20 años, venía una tarde a las cuatro para instalar todo. Las cuatro de la tarde. De un día laboral. Es una hora poco conveniente. Es la hora de La Novela.
´Amor en tiempos revueltos´ se llama oficialmente, pero todo el mundo dice La Novela. Desde luego seguimos mirando la tele mientras el empleado de ONO estaba conectando cábeles, instalando los nuevos aparatos y enchufándolos. Había un momento en que tenía que decir: ´Ahora, para activar la red tengo que apagar un momento la televisión.´ Era justamente cuando había una conversación entre Alfonso, el boxeador, y Nono, el enano que es su manager. Pero nos aguantábamos. ´Si, desde luego, hazlo, es tu trabajo.´ Con la televisión apagada de pronto había un silencio que evidentemente tampoco le gustó mucho al chico. Rápidamente después de conectar algunos cables encendió la televisión otra vez. ´Vale, podéis mirar.´ Me sentía casi obligado de defenderme. ´La novela es para mí como un curso castellano; se habla muy claramente y puedo seguir el desarrollo fácilmente.´ El chico movió la cabeza afirmativamente.
Nunca antes he seguido una novela. Las hay en Holanda. Son terribles. Hay muchas más aquí. La mayoría peor. Sobre todo las latinas son ridículas. ¿Qué es lo que hace La Novela tan interesante? Primero los actores, creo. Son estupendos. Algunos muy teatrales, como si están en frente de un público. Otros más sutiles. Pero siempre en función del papel. Son de veras actores en el sentido que, cuando vemos una película española en el cine o televisión, muchas veces decimos: ´¡Mira! ¡Es Rosa! ¡Ahora habla con acento Argentino!´ o ´¡Es la profesora! ¡Qué joven todavía!´ Tengo la impresión que el ETV, que participa en tantas películas, utiliza la novela para dar trabajo a los actores de España en el periodo entre dos películas. Como una reserva. Un stock de regulación. ¡Qué buena idea! Es matar dos pájaros en un tiro. Los actores consiguen experiencia y fama a un lado. Y hay una novela de gran cualidad al otro lado. Se puede notar que los actores disfrutan en su trabajo.
Me gusta también como La Novela muestra los problemas sociales de la sociedad de los años cincuenta. Hay un preso político qué está torturado. Hay una mujer embarazada mientras el padre ya está casado dos veces; primero por la iglesia y después según las leyes de la república de los años treinta. Desde luego este hombre, José María, no puede divorciarse de su primera esposa. La iglesia es poderoso bajo Franco. Su matrimonio de la república no vale en los años cincuenta. Además es José María un hombre muy malo, pero una de las personajes que más me gusta en la serie. Una caricatura con todas sus mentiras. El poder de la iglesia también es mostrado por la historia del cura que abusaba a un niño. Aunque todavía no sabemos por cierto si el cura es culpable. Esta cuestión a veces lleva a discusiones vehementes en nuestra casita.
Lo que ha hecho ETV también muy bien es elegir la hora de La Novela. Las cuatro de la tarde. Después de la comida. Un momento de descanso. Un momento sagrado. Solamente ONO no lo sabe.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Las Jornadas Gastronómicas

En el otoño se celebran aquí en El Bierzo las Jornadas Gastronómicas. Significa que muchos restaurantes de la comarca ofrecen un menú con especialidades locales. Todo esto para promover El Bierzo y atraer más turismo gastronómico. Desde luego, ya algunas veces nos hemos aprovechado de la oferta amplia. Por ejemplo, hace poco comimos en el pueblo Sancedo un menú de setas. Todas encontradas en los bosques alrededor del pueblo. ¡Delicioso! Y como postre había un trocito de tarta de castañas. Es la temporada. En muchos pueblos se organizan fiestas especiales, los magostos, en que se puede comer ilimitadamente castañas asadas. ¿Por qué no? Hay una abundancia.

La verdad es que muchos restaurantes apenas necesitaban adaptar sus menús a las Jornadas Gastronómicas. En España la gente está orgullosa de su propia cocina. En El Bierzo casi siempre se puede pedir botillo (el famoso estómago del cerdo relleno, que ya hace valer la pena un viaje al Bierzo), caldo berciano y lacón con pimientos asados. ¡Qué diferencia con Holanda! Un Berciano me contó indignado que él, estando de viaje en Amsterdam, preguntó a unos locales en qué restaurante se podía comer buena comida holandesa. Los holandeses apuntaron a una pizzería al otro lado de la calle.

En Holanda nunca vamos a pedir un plato típico holandés, como chucrut con puré de patatas, en un restaurante. Hasta consideramos la propia cocina inferior, como muestra la expresión negativa que utilizamos para algo considerado muy burgués: aquí hay un olor de coles de Bruselas. Aunque últimamente está estimada un poco más la propia cocina por haber casi desaparecida. En Holanda ir a un restaurante es como viajar. Vamos al chino, al italiano, al greco, al turco, al tailandés o al kurdo. Así ya era en mi juventud. Cuando un domingo mi madre no tenía ganas de cocinar, fuimos con toda la familia al chino en Amsterdam Oeste. ´Ajax´, se llamaba este restaurante, que no tenía nada que ver con el héroe greco, y todo con el club de fútbol local. Pues, era un chino que se había adaptado bastante bien a las circunstancias locales. La comida era sobre todo mucha. Es lo que querían los holandeses, entonces es lo que sirvieron. Más tarde en mi vida encontré la cocina china auténtica en los pequeños restaurantes en el barrio rojo. Más y más busqué comidas auténticas. También de Holanda. En el mercado ecológico en el barrio De Jordaan encontré verduras casi olvidadas, como escorzonera y pastinaca, que presenté orgullosamente en comidas para amigos o familia.

Aquí en Ponferrada también hay un mercado ecológico, pero no se llama así. La gente vende la verdura y fruto de su propia huerta. Siempre fresca. Siempre de la temporada. Pero hoy no tengo ganas de cocinar. Justamente he propuesto a mi novia ir a un restaurante: ´¿Cariño, te apetece ir al español?´

Roland